CAPÍTULO 48

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La comida del instituto es una basura. Una auténtica basura.
Hoy es uno de los pocos días que me quedo a comer aquí. Cloeh y yo vamos a ir a la biblioteca para hacer un trabajo de arte y queremos aprovechar el tiempo y acabarlo cuanto antes.

—Me parece indignante que tengamos que pagar por estos mejunjes.
— Cloeh, ha sido tu idea comer aquí.
—Lo sé. No me vuelvas a hacer caso ante una idea así.

Encuentro a los chicos sentados en la mesa de siempre. Danny es el único que nos ve y nos hace un amago con la mano para un vayamos.

—¿Qué tal, chicas? –pregunta Dereck.
—Tengo que comerme esta roca con forma de pizza. –golpeo un par de veces la pizza contra la bandeja –. ¿Cómo crees que estoy?
—No te quejes tanto, Kim.–responde tirándome una patata.
—¿Se puede saber que haces, Dereck? –dice una voz detrás de mi.
—Le he tirado una patata a tu amiga.
—Si... amiga. –añade Danny.

Hayden y yo le fulminamos con la mirada y Cloeh nos defiende dándole a una patada por de bajo de la mesa a su novio.

—¡Cloeh!–gimotea–¿Qué? No me miréis así.
—¿Que haces aquí? ¿No tenías entreno? –decido preguntarle a Hayden.
—En cinco minutos –se acerca a mi oído y dice: –pero quería verte antes.

Es imposible que no se me dibuje una sonrisa en la cara y se me acelere el corazón.

—Kim, nos tenemos que ir –me avisa Cloeh.
—¿A donde? –pregunta Hayden.
—A la biblioteca. Tenemos que hacer un trabajo de arte.
—Yo también tengo que ir después del entreno. ¿Te veo allí?
—Claro.

Se cuelga la mochila del hombro y se inclina hacia a mí para darme un beso en la frente, y al instante, una sensación de calidez se instala en mi estómago.

—Que mono, por favor. –dice Cloeh por lo bajo, aunque todos las hemos escuchado.
—¿Yo no soy mono?
—Tú eres un soso, Danny.
—Nos vamos. –digo interrumpiéndoles y amiga se levanta rápidamente.
—Sí, sí. Huye. Ya hablaremos de esto.

Obviamente, lo de Danny va en broma. Siempre exagera todo para que nos riamos de la situación.
Aunque lo que dice Cloeh es verdad. Danny pocas veces a mostrado su lado cariñoso con Cloeh. Debe de estar tan acostumbrado a decir tonterías que no sabe cómo comportarse con Cloeh.

Llevamos dos horas en la biblioteca y no hemos avanzado nada. El trabajo de arte tenemos que entregarlo la semana que viene y queríamos quitárnoslo de encima para aprovechar el último fin de semana antes del infierno, es decir, la semana de exámenes, que viene siendo lo mismo.

—Tengo una idea. Dividámonos los contenidos y que cada una busque información. Después nos ponemos de acuerdo en que ponemos o quitamos.–propone Cloeh.
—Está bien. Voy a ver si encuentro algún libro que nos ayude.
—No me moveré de aquí.
—Más te vale.

La biblioteca es enorme y no consigo encontrar el pasillo de los libros de arte. Para no perder más tiempo, decido acercarme al mostrador y preguntarle a la bibliotecaria.

—Hola, ¿me podría decir dónde está el pasillo de Arte?
—Por supuesto. Dame un momento.

Se ajusta las gafas y empieza a teclear en el ordenador. Después de unos largos segundos, se las vuelve a colocar sobre su pelo canoso y se vuelve hacia a mi.

—Pasillo 18; zona B.
—Genial, muchas gracias.
—De nada, cielo.

No tengo ni idea de dónde está el pasillo 18, así que decido empezar por el 1 e ir siguiendo los números.

—Kimber.

Me giro bruscamente al oír mi nombre. Todos sabemos de quién se trata.

—Perdone, señorito ¿podría bajar la voz? Por si no lo sabe, estamos en una biblioteca. –le regaña la bibliotecaria.

El se disculpa y la señora lo mira con cara de pocos amigos.
Yo estaba tan concentrada en no reírme qué no me había dado cuenta de que Hayden va acompañado de una chica. Me suena de haberla visto en el instituto.
Hayden y su acompañante se acercan a mi. Él se inclina para darme un beso en los labios y su acompañante se limita a levantar la mano a modo de saludo, y yo hago lo mismo.

—¿Habéis terminado el trabajo?
—Ojalá. –lloriqueo –. Acabamos de empezar porque no hemos hecho otra cosa más que hablar desde que hemos llegado.
—¿En serio? ¿Kimber perdiendo el tiempo? Qué raro.
—¡Oye!
—¡Shhhs!

Quizás haya gritado un pelín.

—Ella es Isabella. Tenemos que hacer un trabajo de ciencias juntos.
—Suerte, Isabella. No creo que Hayden aporte mucho.
—Me lo puedo llegar a esperar.–contesta riendo.
—Kimber, no me estás ayudando nada.
—Bueno, será mejor que vuelva con Cloeh y hagamos algo. Suerte con el trabajo.
—Gracias.–contestan los dos.
—Se lo decía solo a Isabella.
—No juegues con fuego, Kimber,
—Lo que tú digas.

Al final hemos terminado el trabajo, aunque faltan un par de detalles. Mañana dormiré en casa de Cloeh, así que lo perfeccionaremos juntas.
Después del día de hoy, estoy muertísima. Me da pereza hasta masticar la cena.
Hoy quiero irme a dormír pronto, así que omitiré mi sesión de lectura. Me pongo el pijama, me envuelvo entre las sábanas y apago la luz. Los ojos me empiezan a pesar y sin darme cuenta, el sueño me inunda.

Tal Vez NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora