CAPÍTULO 20

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Después de lo que le dije a Hayden, me levanté y fui corriendo a la tienda de campaña.

Ahora mismo estoy muy confundida. No esperaba que Hayden me fuese a besar. A ver, hemos tenido momentos de tensión, pero no creía que fuese a pasar. Igualmente, ese no es el problema, el problema es que le respondí al beso, y él no me gusta. Eso sí, es el mejor beso que me han dado nunca, que tampoco es que haya recibido muchos besos, pero de los pocos que me han dado este ha sido increíble. Sentía hormigueos en el estómago que me hacían querer besarle más profundamente... y me acabo de confundir a mi misma. ¿Los hormigueos no los sientes cuando te gusta una persona o sientes cierta atracción? Eso o la mitad de los libros románticos que me he leído mentían. Vale, puede que me guste un poco. Pero solo gustar, porque el tío está bueno, no lo voy a negar. No quiero establecer nada serio para que dentro de un año tenga que dejarlo para volver a casa. Seamos sinceros, las relaciones a distancia no funcionan. Y bueno, me estoy haciendo todo este lío en la cabeza cuando probablemente ese beso no significase nada para él.

No sé si podré actuar como si nada de esto hubiese pasado. No quiero que vea que

ese beso me está afectando al coco.

Me quito la manta de la cara al notar que Pearl se empieza a despertar.

–Buenos días.–digo bostezando al verla a ella bostezar también.

–¿Qué tal anoche?–sonríe. Y mucho.

Por favor, que no nos haya visto. Por favor, que no nos haya visto.

Está bien, tranquila. Actúa con normalidad.

–¿De qué hablas?–disimulé haciéndome la tonta mientras me rehacía la trenza que me había hecho para dormir.

–Venga, suéltalo.

–No quiero, hace demasiado calor para tener el pelo sin recoger.

–El pelo no, tonta. Dime que pasó anoche. Os oí.

–¿A quiénes?

–A ti y a Danny.

No. Me. Lo. Creo.

No sé si es peor que piense que ha pasado algo entre Danny y yo, o que sepa lo que de verdad pasó.

–¿Tienes fiebre?–pregunto tocándole la frente.

–Kim, sé de lo que hablo. Anoche te oí salir de la cabaña y hablar con alguien.

Y obviamente es Danny. Te ha estado tirando fichas, a su manera, claro.

–Creo que ya sé de lo que hablas. Escuché unas pisadas y decidí salir para ver qué era. Era Danny que había salido a hacer pis, pero no pasó nada.

–No me convence.

–Que sí, Pearl. No puedo permitir que me pase algo con otra persona. Después sería demasiado duro.

–Mmm, está bien. Pero prométeme que si pasa algo me lo dirás.–dice estirando el dedo meñique.

–Prometido.

Enlazamos nuestros dedos y le doy un beso a mi pulgar mientras que Pearl hace lo mismo.

–Venga, salgamos.

Le hago caso y nos reunimos con los chicos en las mantas. Están todos menos Hayden.

–¿Y mi hermano?

–Regando un árbol.–anuncia Danny encogiéndose de hombros.

Y yo, sin pretenderlo, mejor dicho, mi boca, soltó una sonora carcajada.

–Pues no lo pillo.

–Danny.–dice Dexter rodeándole los hombros con el brazo–. se ha ido a mear.

–Y ya he vuelto.

Todos dirigimos nuestra mirada hacía él, pero yo la aparto enseguida.

–¿Qué vamos a desayunar?–decido preguntar.

–Las sobras de ayer.–dice Dereck levantando una bolsa de Cheetos.

¿Enserio vais a desayunar eso?–inquiero.

–Hay nubes de azúcar y palomitas dulces.–sugiere Hayden.

Le pido las nubes evitando al máximo el contacto visual y le doy las gracias.

Después del desayuno, aprovechamos el tiempo que nos queda para meternos un rato al agua antes de recoger todo e ir de vuelta a casa.

Tal Vez NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora