Tal Vez Nosotros

CAPÍTULO 33

Me miro por última vez en el espejo antes de salir. El vestido se ajusta perfectamente a mis curvas. Nunca había llevado nada mas ajustado que esto, por lo que me hace salir de mi zona de confort, pero la verdad es que me encanta como me queda. Los tacones me hacen un poco más alta y lo que me sorprende es que son bastante cómodos. Voy maquillada igual que siempre; máscara de pestañas, brillo de labios y un poco de iluminador. No me gusta ir recargada.

Antes de salir de mi cuarto me hecho un poco de laca por las ondas que me he hecho en el pelo para que aguante toda la noche.

–Vaya, estás realmente fantástica.–me alaba Pearl mientras sale de su cuarto a la misma vez que yo.

Pearl se ofreció para ayudarme a prepararme, pero prefería hacerlo yo misma ya que conociéndola, se emocionaría demasiado con todo.

El vestido de Pearl es precioso y el color combina genial con su piel.

–No más que tú.

Vamos a ir a cenar con los chicos a un restaurante antes de ir al baile. Ninguno tenemos pareja, así que la mejor compañía seremos nosotros mismos.

—¿Listas?

Hayden aparece bajando las escaleras frotándose las manos y vestido en un esmoquin negro que, no nos vamos a callar, le queda increíblemente genial.

Casi tengo que rezar para que mis pulmones hagan su trabajo al ver cómo la tela se ajusta a cada uno de sus músculos. Después de repasarle con la mirada hago contacto visual con el y sé que se ha dado cuenta de que casi se me cae la baba al verle bajar.

Sonríe de forma socarrona haciendo lo mismo que he hecho yo segundos antes. Sus ojos se pasean por mi de arriba abajo y vuelve a mirarme fijamente, haciendo que me sonroje.

–Veo que sí.–confirma abriendo la puerta y dejándonos salir primero.

–No me lo puedo creer. Hayden siendo educado por primera vez en sus diecisiete años.

—Pearl, sal ya si no quieres que te arruine el peinado.–advierte su hermano.

Fuera nos esperan Dereck y Dexter dentro de su coche.

–¿Y Danny?–pregunto.

–Quedamos con el directamente en el restaurante. Creo que tiene que recoger a la chica del partido de ayer.–dice Dexter mientras ajusta el espejo retrovisor.

Se tardan unos diez minutos en llegar a nuestro destino, así que decido jugar a uno de esos juegos que tengo descargados en el teléfono que lo único que hacen es ocupar espacio porque nunca los uso, hasta ahora. Decido ver cómo le va la vida a mi gatito virtual. No me llevo ninguna sorpresa al ver que está en pésimas condiciones. Hace unos años, este gato robaba gran parte de mi tiempo. Siempre que disminuía alguna necesitad me llegaba una notificación, y eso sucedía cada cinco minutos, hasta que un día dejó de sonar. Supuse que estaría muerto, pero al perecer me equivocaba. Cuando todas las barritas de necesidades están a tope sonrío satisfecha, pero una risita a mi izquierda hace que se evapore.

–¿Algún problema?–me dirijo a Hayden y por la expresión de su cara veo que se lo está pasando muy bien.

–¿Yo? ninguno, tú, algunos.

–¿Y por qué?

–Le has sonreído al gato, y ni siquiera es de verdad.

A lo mejor si que es un poco raro, pero prefiero llevarle la contraria.

–A lo mejor me estaba acordando de algo.–digo encogiéndome los hombros con indiferencia.

–¿Te gustaría compartir tu bonito recuerdo conmigo?

–Mmmm...no, gracias.–sonrío sarcásticamente y no comprendo por qué, suelta una carcajada.

–¿De qué se ríe?– se interesa Pearl.

–No lo sé. Puede que nos tengamos que plantear llevarlo a un psiquiatra.

Antes de poder terminar de hablar la mano de Hayden remueve mi pelo sin remordimientos.

–¡Hayden! Vamos a un baile, se supone que tenemos que ir arreglados.–le regaña Pearl mientras me arregla el pelo.

–Gracias, no lo sabía.

–Hoy estás muy gracioso ¿no?–digo entrecerrando los ojos.

–Puede ser.

–Vale, tu pelo ya está perfecto. Parecía que te acabas de enrollar en el cuartito de limpieza.

Abro los ojos de par en par ante el comentario. Parece que Hayden está pensando lo mismo que yo porque suelta otra carcajada de las suyas, pero esta vez es más fuerte.