CAPÍTULO 24

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Call It What You Want - Taylor Swift

Ya es sábado, y ha llegado la hora de volver. Estos últimos días, Pearl y yo los hemos dedicado a tomar el sol, y me estoy viendo más morena que nunca.

Hayden y yo no hablamos desde aquella noche en la fiesta y, aunque ha intentado decirme algo, siempre lo acababa ignorando.

Ah, por cierto. ¿Os acordáis cuando Pearl desapareció en la fiesta? Pues resulta que el chico en calzoncillos que llevaba una bolsa ardiendo en la mano era su amigo. Se ve que ella fue la primera en enterarse de dónde procedía el olor a quemado y fue a quitarle la bolsa. Y a ayudarle a recuperar la ropa. Me preguntó por qué Hayden y yo nos fuimos tan pronto de la fiesta. Le dije que como el repartidor se marchó por una urgencia, ya no me apetecía estar allí. En cuanto a Hayden, le dije que no lo sabía.

Yo ya estoy sentada en el coche, con el libro que traje para intentar terminarlo. Los siguientes en subirse son Molly y Hom, que acaban de meter todo lo que quedaba en el maletero.

–¿Qué diablos están haciendo estos chicos?–se queja Hom, mirando hacia la entrada de la casa para ver si salen.

Por fin, Pearl sale por la puerta con un bonito vestido rosa pastel. ¿Por qué se arregla tanto para viajar en coche? Miro su vestido. Miro mis shorts y mi sudadera.

Miro su pelo bien peinado. Me toco mi moño desaliñado (me lo toco porque, obviamente, no lo puedo ver).                                                  

En fin, el glamour lo llevo por la suela de mis zapatos.

Pearl se sienta en medio y me sonríe.

–¿Si me quedo dormida puedo usarte de almohada?

–Claro, siempre y cuando no me babees.–bromeo.

Un minuto después, entra Hayden. Estoy agradecida porque esta vez no me haya tocado sentarme a su lado, nos ponemos en marcha.

Hace un rato de nuestra llegada a casa. Pearl tuvo que insistir mucho para despertarme en el coche. Cada vez que abría los ojos, los cerraba al instante a causa del cansancio.

Ahora estoy deshaciendo la maleta. Cuando abrí la puerta de mi habitación, me impactó al verla. No me acordaba de su aspecto. Es muy acogedora, ni punto de comparación con la de en Inglaterra.

Estamos todos muy cansados del viaje. Yo no pude aguantar mucho desde que comenzamos el trayecto y me quedé dormida.

Hoy lo dedicaremos a reponer energía y mañana Molly y yo iremos al instituto para hacer el papeleo. Creo que Pearl nos acompañará.

Cuando por fin termino de vaciar la maleta, la guardo bajo la cama para que no estorbe y me tiro de espaldas a la cama derrotada.

Me pongo a pensar en todo lo que ha pasado y he vivido estos días. Me lo he pasado muy bien, exceptuando lo que ha pasado entre Hayden y yo.

Todavía no me cabe en la cabeza lo que ha hecho. No parecía ese tipo de chicos, que solo quieren ir de chulos por la vida. Me enfadé con él en la fiesta porque todo lo que dijo del amor a primera vista, los enamoramientos y que disfrute del momento era una patraña. Claro que iba a disfrutar del momento. ¡Pero no contigo, Hayden Clark! Menudo ingenuo.

Y luego se atreve a decirme que besó a la chica porque había invitado al repartidos a la fiesta. Demonios, ¿en este mundo ya no se puede tener un amigo del sexo opuesto?

He de admitir que le invité para fastidiarle un poquito. Pero que me eche la culpa de ir morreándose con la primera chica que se le cruza... ni de broma.

De tanto pensar en Hayden me entra dolor de cabeza, pero yo sigo desahogándome mentalmente y a veces murmuro en voz alta sin darme cuenta hasta que me quedo dormida.

Tal Vez NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora