CAPÍTULO 15

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Cuando la película termina, nos levantamos para recoger un poco todo lo que hemos desordenado. A Danny se le cayó el cuenco de las palomitas y han quedado unas cuantas por el suelo.

Son las seis de la tarde. Solo quiero subir a darme una ducha y ponerme a leer un rato.

Dereck, Dexter y Danny se despiden de nosotros y se van a sus casas. Hayden, Pearl y yo subimos las escaleras hacia nuestros dormitorios.

–Me voy a la ducha, estoy agotada.–se queja Pearl.

–Ha sido un día... completo.

–Sí, la verdad. ¿Qué tal con los chicos? ¿Lo llevas mejor?

–Mucho mejor, me siento más cómoda

–¿Ves? Solo eran los nervios.–sale del cuarto con una toalla entre los brazos.

Me siento a los pies de mi cama y pienso en llamar a mi madre, pero no lo hago por dos motivos. El primero es que seguro que no podrá contestar y, el segundo es que tampoco es bueno mantener tanto contacto con mi familia ya que eso puede crear una nostalgia y desmotivarme durante mi estancia aquí. Así que, en vez de eso escribo a Hayden y con un poco de suerte tenemos esa conversación pendiente.

Sí, sé que nos separan diez pasos, pero ahora mismo estoy en la comodidad de mi cama y no me apetece levantarme.

Hayden

Pasan unos minutos y no contesta.

Pasan unos minutos y aparece un visto.

Espero unos segundo para ver si está escribiendo algo, pero nada.

Vuelvo a escribirle.

Oye, qué te pasa?

Esta vez el visto es instantáneo, pero no recibo ninguna respuesta.

Pues al final me tengo que levantar.

Llamo a su puerta, pero nadie contesta.

–Hayden, voy a entrar.

Justo cuando estoy a punto de girar el pomo, la puerta se abre y yo me sobresalto.

–Qué pasa.

Está sin camiseta, tiene la voz más ronca que mi hermana con resaca, y su tono de

voz es borde. Este chico es increíble.

–Venía a preguntarte si dormiste bien esta noche. Como no se te veía muy emocionado en dormir aquí por algo del frío, me sentía mal.

–Dormí bien.

–Bueno, si quieres podemos cambiar...

–He dicho que dormí bien.–me interrumpe.

–En realidad, venía porque según tú, tenemos algo pendiente.

Nos quedamos en silencio.

Prometo que estoy a punto de llorar. Intento ser agradable con este ser bipolar, y él no puede parar de ser más idiota. Así que decido no perder el tiempo.

–Esto es increíble.–empiezo a alejarme y me dirijo a mi cuarto.

No voy a hacer ningún esfuerzo por mantener una relación amistosa con el. Si se cree que la gente va a ir corriendo hacia él, lo tiene un poco crudo.

Minutos después, entra Pearl a la habitación. Cojo mi pijama y mi ropa interior y me voy al baño.

Cuando salgo de la ducha, me visto y me peino el pelo, recogiéndomelo en una trenza. Entro en el cuarto y veo a Pearl en su cama con el móvil. Decido no leer y meterme en la cama directamente.

–Buenas noches, Pearl.

Me inclino hacia la mesilla de noche y apago mi luz.

–Buenas noches, Kim. ¿Te molesta la luz del móvil?

–No, tranquila.

Me sonríe y yo hago lo mismo para después darme la vuelta, colocarme los auriculares, taparme hasta arriba con la sábana y darle al play de mi lista de reproducción.

Imagino cómo sería la situación más surrealista de mi vida, algo así como que un vampiro buenorro con la piel perlada se cuele por mi ventana, nos enamoremos y me convierta en vampira para que nuestro amor sea literalmente eterno.

Ojalá Edward Cullen existiese de verdad.

Tal Vez NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora