CAPÍTULO 25

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I like me better - Lauv

Anoche me desperté con hambre porque me quedé dormida muy pronto y no cené.

Fui a la cocina a por galletas y un vaso de leche y volví a mi cuarto. No pude dormir hasta pasadas las seis de la madrugada.

Resumiendo: me he levantado como si por la noche me hubiese dedicado a darme tortazos contra la puerta. Tengo la cara tan hinchada que casi me confundo con un pez globo. Solo me faltan las espinas. Intento bajar el hinchazón mojándome la cara con agua fría, pero es inútil. Pearl me ve caminar por el pasillo como si fuese una zombie. Todavía no me he peinado y sigo con el mismo moño de ayer.

–Kim, parece que te has caído en un hoyo.–me anima.

–Gracias, intentaré caerme más veces.–digo falsamente emocionada señalándome la cara.

–Ven, para eso tengo el remedio perfecto.–me coge de la mano y me guía hacia su cuarto emocionada.

Me sienta en su tocador y empieza a esparcir varios potingues por mi cara. Noto las cremas frías sobre mi piel y me entran escalofríos. Pasados unos minutos termina, por fin.

–Listo.–anuncia.

Magia. Magia pura.

Mi cara a vuelto a la normalidad.

–¿Cómo lo has hecho? ¿Eres bruja?

–Práctica. Y tutoriales en YouTube–dice posando sus manos en mis hombros, orgullosa.

–Ya sé a quién acudir cuando me caiga en un hoyo de verdad.

Pearl carcajea ante mi comentario y me mete prisa prisa para que me cambie. Tenemos que llegar pronto al instituto. Las clases comienzan dentro de dos días y estoy de los nervios. Nunca he tenido que pasar por un cambio de instituto. No sé qué va a pasar, si me van aceptar como a una más.

Molly apaga el motor del coche una vez aparcado en el parking del instituto. Salimos y nos dirigimos hacia la entrada. Me quedo alucinando con lo grande que es. Mi instituto de Inglaterra no era tan grande. Entramos por una puerta grande y nos encontramos con un gran un vestíbulo. En cada extremo , hay unas escaleras que bajan a lo que, por lo que veo, es el comedor. Me agarro a la barandilla anonadada, mirando hacia abajo. Parece ser verdad eso de que en Estados Unidos todo es de tamaño familiar, ¿eh? Ja, ja, ja. Graciosísima, Kim.

–¿Quieres que te enseñe el instituto?- me pregunta Pearl.

–Sí, por favor. Aunque creo que me perderé igualmente.

–Te acabarás acostumbrando. Al principio impacta un poco, y te puedes agobiar con la multitud.

–¿Multitud?   

–Kim, aquí estudiamos más de cuatro mil personas. ¿Para qué te crees que necesitamos tanto espacio?–se ríe como si fuera obvio–.Ven, sígueme.

Al lado de una de las escaleras para bajar al comedor hay un pasillo con una puerta. Supongo que el otro lado tendrá la misma estructura. Pearl empuja la puerta y nos adentramos en otro pasillo lleno de taquillas. Giramos a la derecha, aunque aún queda un buen tramo de pasillo, solo que en este se encuentran algunas clases. Pearl me va diciendo a qué asignatura corresponde cada clase, aunque hay unos carteles que lo indican.

Resulta que hay varias clases para las mismas asignaturas, ya que hay muchos alumnos y no caben todos en una sola aula. Obvio.

Acabamos saliendo por el pasillo contrario del que habíamos entrado. Hay otro piso más, pero hemos preferido dejarlo para mañana. Volvemos a la sala de jefatura para reunirnos con Molly.

–Oh, llegas justo a tiempo, Kim.–Molly me acerca con su brazo sonriendo como siempre–.Tienes que rellenar estos papeles y elegir las asignaturas que cursarás.

Cuando termino de escribir, le acerco los papeles y el boli a la señora que está al otro lado de la mesa. Ella los examina, fijándose que no queda nada sin rellenar.

–¿No quieres apuntarte a ningún deporte?–pregunta mirándome por encima de sus gafas.

–No, gracias.–rechazo amablemente. No quiero hacer ningún deporte, demasiada responsabilidad. Y fuerza de voluntad.                                                                  

Siempre me acabo cansando de las cosas a las que me apunto. Cuando tenía ocho años insistí en que me llevaran a clases de gimnasia. A las dos semanas me cansé y tuve que fingir que me había hecho daño en el tobillo para poder dejar de ir. Obviamente, mis padres no me creyeron y tuve que acabar el año. Así que, no, gracias.

–Puedes apuntarte a las pruebas para animadora. Yo estoy dentro.–dice Pearl.

–¿Yo animadora? Si ni siquiera sé hacer la croqueta.–carcajeo.

–Se aprende rápido. Tu piénsatelo, las pruebas son mañana.–me guiña un ojo.

Ni de broma me pongo a menear pompones.

Recojo el horario de clases y nos despedimos.

–Ahora hay que ir al supermercado. Necesitáis material para las clases.–anuncia Molly abriendo la puerta del coche.

Por fin llegamos a casa. Estoy cansadísima de tanto andar por la tienda, pero ha merecido la pena. He comprado un álbum de fotos y algunas cosas para decorarlo y tenerlo de recuerdo. He aprovechado y he impreso unas cuántas fotos que nos hicimos en Tennessee para empezarlo.

Pearl y yo subimos a mi cuarto. Yo me siento en el escritorio preparada para empezar el álbum mientras que Pearl se tumba en mi cama con una libreta y un lápiz.

Está todo muy silencioso, así que pongo a reproducir una lista de música de mi móvil. La primera canción que empieza a sonar es "I like me better" de Lauv. Miro a Pearl esperando su aprobación. Me sonríe tarareando la canción y yo la acompaño. Nos pasamos así por lo menos dos horas, hasta que de repente, la puerta abre y aparecen todos los chicos gritando.

Ah, sí. Se me había olvidado decir que los chicos también viven en Milton. Y van al mismo instituto que nosotros, así que ahora me preocupo menos por quedarme sola.

Cierro el álbum rápidamente antes de que alguno lo vea.

–¿Os apetece un chapuzón?–dice animadamente Dereck. Todos se tiran en la cama junto con Pearl, excepto Hayden, que camina algo incómodo, mirándome. Evito su mirada y me giro hacia los chicos.

–Yo me apunto.–digo.

Pearl termina aceptando, así que quedamos en que Pearl y yo bajaríamos en cuanto nos cambiásemos.

Me pongo uno de mis bikinis, unos shorts y cojo la toalla. Salgo al pasillo para esperar a Pearl, pero resulta que ella ya me estaba esperando a mí. Nos reunimos con los chicos que ya están salpicándose en el agua. Volvemos a jugar a lo que jugamos en el lago la primera vez. A Pearl le toca jugar con Hayden y a mí con Dexter.
Comenzamos.
Empujo a Pearl del brazo, consiguiendo desestabilizarles, pero no lo suficiente para hacerles caer. Hecho una mirada hacia abajo. A Hayden. No ve que le estoy mirando, esta echándose miradas desafiantes con Dexter. Salgo de mi empanamiento al sentir un golpe en el brazo que me hace perder el equilibrio y caer al agua.

Ganan las tres rondas. No me he podido recuperar del todo del tortazo del agua en mi cara.

Tal Vez NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora