CAPÍTULO 17

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Up - Olly Murs, Demi Lovato

–¡Buenos días! ¿Qué tal habéis amanecido?

Los chicos aparecen en nuestra habitación gritando y tirándose encima de nuestras camas. Con nosotras dentro.

–Bueno, teniendo en cuenta que todavía no puedo abrir los ojos y que os habéis tirado a nuestras camas como si fueran colchonetas, genial. Gracias por preguntar.–murmuro escondiéndome debajo de las sábanas por si recibo otro ataque.

–Venga, no exageréis. ¡Que nos vamos de acampada!–nos anima Danny.

–Si, pero a las seis de la tarde.–se queja Pearl.

–Venga, arriba. Demasiado habéis dormido.–dice Hayden.

Bajo la sábana por debajo de mis ojos para ver el panorama y, cuando veo que Hayden tira de la sábana de Pearl y se dirige hacia mi para hacer lo mismo, me meto rápidamente y me encojo rodeando mis piernas con mis brazos. Hasta que veo la luz.

Me estiro en la cama derrotada y hasta que no abro un ojo para habituarme a la luz, no me doy cuenta de que todos tienen la mirada fija en nosotras.

–Ojalá tener estas vistas cada mañana. –dice Dexter con una sonrisa en la boca sin cortarse ni un pelo.

–Pero qué les pasa.–le susurro a Pearl negando con la cabeza mientras me incorporo.

Ella se encoge de hombros y nos quedamos mirando a los chicos varios segundos hasta que Pearl me quita las palabras de la boca.

–¿Pensáis quedaros todo el día ahí parados?

Están en fila, como soldados.

–Por mí no hay problema ¿qué decís vosotros chicos?–Danny se dirige a los demás con esa sonrisa socarrona.

–Tío, que es mi hermana y... Kimber como si lo fuera. Vámonos.

Hayden empuja a todos hasta que solo queda el en la habitación y desaparece cerrando la puerta.

–Dime que no van a ser así todas las mañanas.

–Si te soy sincera, no sé que acaba de pasar. Esto no lo había vivido en mi vida.

Salgo del baño corriendo hacia mi cuarto con una simple toalla alrededor de mi cuerpo muriéndome de frío.

Me pongo un vestido de tirantes a cuadros color azul que se ajusta a todas mis

curvas. Me calzo las converse y cuando le digo a Pearl que ya estoy lista, ella decide que no. Me sienta en la cama y me aplica un poco de rímel que había planteado echarme, pero la pereza pudo conmigo. Después decidió hacerme unas ondas en el pelo, y las peinó para que se vieran más naturales.

–Lista.–anuncia por fin.

–Espera, te voy a dar un collar que te quedará genial con lo que llevas puesto.

Busca entre sus cosas hasta que parece que lo encuentra. Es un collar plateado con varias estrellas en fila del mismo color que la cadena.

Me miro con el pequeño espejo de sombras que me ha tendido.

–¿Tienes pensado dedicarte a algo relacionado con la moda?

–Esa es la idea. Me encantaría trabajar haciendo lo que más me gusta.

Cuando termina de aplicarse el rímel en sus largas pestañas se empieza a poner sus

sandalias, yo mientras cojo mi móvil y me lo cuelgo al cuello de la correa. La compré en el aeropuerto, fruto de un encaprichamiento, pero como mi vestido no tiene bolsillos le puedo dar uso. Cuando estamos listas, bajamos a desayunar. Los encontramos a todos en el jardín, sirviéndose comida.

Tal Vez NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora