Maybe

Capítulo 12; El club de duelo.

Lockhart, a ojos de Harry, no era para nada encantador, y la idea de ir al club de duelo, que el profesor preparaba, no le alegraba mucho.

Lastima que las vacaciones no fueran eternas.

–¡Un club de duelo! Es la unica buena idea que tiene...– murmuro su padre en una de sus vueltas por los pasillos.

Pero Lily no estaba de acuerdo con que su hijo aprendiera a defenderse con un profesor como Lockhart. Lastima que Harry si quería ir ahí, daba igual lo mucho que ella intentara convencerlo.

–Ron quiere ir y yo quiero acompañarlo. No creo que algo salga mal, tranquila, mamá.– La pelirroja tuvo que aceptar que tenia razón.

Harry camino hasta el club de duelo acompañado de Ron y Hermione, aunque no creia que ella fuera para aprender a defenderse.

Cuando los tres llegaron al salón, lo primero que vieron fue al profesor Snape junto a Lockhart, no parecía estar contento de estar allí.

–¡Vengan aqui, acercence! ¿Me ve todo el mundo? ¿Me escuchan todos? ¡Excelente! El profesor Dumbledore me ha otorgado permiso para comenzar este pequeño club de duelo, para entrenarlos a todos en caso de que alguna vez necesiten defenderse como yo lo he hecho en innumerables ocasiones. Para obtener todos los detalles, consulte mis trabajos publicados.– Explico alegre el profesor Lockhart cuando las puertas se cerraron, indicando que ya todos estaban allí.

Snape miro a todos con cara de pocos amigos.

Harry volteo la mirada, encontrándose con Ginny, Luna y Neville hablando en susurros un poco mas en el fondo del salón.

–Permitan que les presente a mi
ayudante, el profesor Snape– dijo Lockhart, con una amplia sonrisa. –Él dice que sabe un poquito sobre el arte de batirse, y ha accedido desinteresadamente a ayudarme en una pequeña demostración antes de empezar. Pero no quiero que se preocupen los más jóvenes, no se quedaran sin profesor de Pociones después de esta demostración, ¡no teman!

–¿No estaría bien que se mataran el uno al otro?– susurró Ron a Harry al oído. Hubiera estado de acuerdo, pero Snape era una pieza importante para poder traer devuelta a Malfoy. Lamentablemente lo mecesitaban.

En el labio superior de Snape se apreciaba una especie de mueca de desprecio. Harry se preguntaba por qué Lockhart continuaba sonriendo, si Snape lo hubiera mirado como miraba a Lockhart, habría huido a todo correr en la dirección opuesta.

Lockhart y Snape se encararon y se hicieron una reverencia. O, por lo menos, la hizo Lockhart, con mucha floritura de la mano, mientras Snape movía la cabeza de mal humor. Luego alzaron sus varitas mágicas frente a ellos, como si fueran espadas.

–Como ven, sostenemos nuestras varitas en la posición de combate convencional– explicó Lockhart a la silenciosa multitud. –Cuando cuente tres, haremos nuestro primer embrujo. Pero claro está que ninguno de los dos tiene intención de matar.

–Yo no estaría tan seguro– susurró Harry, viendo a Snape enseñar los dientes.

–Una… dos… y tres. 

Ambos alzaron las varitas y las dirigieron a los hombros del contrincante. Snape gritó; –¡Expelliarmus!

Resplandeció un destello de luz roja, y Lockhart despegó en el aire, voló hacia atrás, salió de la tarima, pegó contra el muro y cayó resbalando por él hasta quedar tendido en el suelo.

Algunos de Slytherin vitorearon. Hermione se puso de puntillas. –¿Creen que este bien?– chilló por entre los dedos con que se tapaba la cara.