Capítulo 50; El chico de la patineta.

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–Es difícil entender que ya no me ayudaras en Transformaciones– Cedric rió, rodeando los hombros de Draco y de Cho con sus brazos.

–Les escribiré– murmuró, dejando un beso en la mejilla del rubio y uno en los labios de la chica –Especialmente a ti, bonita.

Cho rió, pasando sus brazos por el cuello del mayor. Draco sintió que podría morir de ternura con esos dos. Pensó en que, si ya los había soportado por todo el año, no seria difícil escuchar a Cho cada vez que quisiera hablar sobre su novio cuando este se fuera a la nueva escuela. Después de todo lo que paso para ganar en el torneo, Cedric creyó que ser medimago sería algo bastante calmado, cosa que le serviría mucho a su paz mental. Cambiarse de escuela a último momento fue algo completamente necesario, según el mismo Cedric. Pero si era lo que quería, estaba bien. Cho lo había apoyado incondicionalmente, y eso era algo que Draco amaba de la relación de esos dos.

–Mi tía ya está aquí– dijo al ver a su prima volteando a su alrededor, buscándolo –¡Nos vemos el próximo año, Cho!

La chica le dio un corto beso en su frente y se despidió, seguidamente, tomo la mano de su novio, quien se despidió con un movimiento rápido de mano, y se fueron juntos con sus otros amigos.

–¡Draco!– los brazos de Dora le estrecharon fuertemente contra ella. Sintió que sus huesos podrían romperse, pero hizo lo posible para corresponder ese asfixiante abrazo –¡Te extrañe muchísimo! No tienes ni idea de lo estresante que fue armar el arbol de navidad sin tu y tus patéticas estrellas.

Draco le sonrió alegremente, acomodando su mochila en su hombro después de separarse. Sus "patéticas" estrellas eran lo que hacían especial la navidad, según palabras de Andromeda, pero a Dora nunca le había gustado mucho la Astronomía, por lo que no le gustaban mucho las estrellas que tenían algún significado en especial, estrellas que Draco hacia todas las navidades. 

–En fin, ¡debes contarme todo lo que sucedió en ese baile!– exclamó, tomándolo por el brazo y llevándolo a la chimenea de la estación. Se sintió algo incomodo, pero no intento alejarla en ningún momento.

–Se podría decir que bien...– Dora le miro con curiosidad, acercándolo un poco más hacia ella –Bueno, no estuvo mal... No del todo, al menos.

–¿Qué sucedió en el baile, Dray?– preguntó cautelosa, como cuando quería sacarle más información de la que estaba dando –Sabes perfectamente que puedes confiar en mi.

Infló sus mejillas, pensando en que realmente Dora no sabia guardar secretos. Aún así, a pesar de sentirse un poco confundido con respecto a la confianza que le tenía a su prima, y aún algo perdido con lo que sucedía con el tan lindo chico de Gryffindor, Harry Potter, decidió creer que ella era perfectamente capaz de guardar un secreto si él se lo pedía amablemente.

–Bueno, no baile, y es raro porque se supone que debíamos bailar, porque, ya sabes, era un baile– murmuró sonriente, sintiendo a Altais removerse desde dentro de su mochila, la cual estaba un poco abierta para que Reg pudiera respirar –No creo que bailar haya sido algo esencial, sinceramente. Aunque me hubiera gustado bastante.

°°°

Harry no estaba seguro de poder pasar otras vacaciones sin sus padres. Había estado bastante ocupado como para pensar en lo que haría una vez llegara a Grimmauld Place y sus padres, nuevamente, no llegarían a buscarlo después de la cena.

Lo bueno es que Sirius y Remus hacían hasta lo imposible para mantener su mente ocupada, incluso habían hecho que los días viernes fueran únicamente para reuniones familiares. Y Harry esperaba que ese día siguiera siendo especial cuando llegaran sus padres.

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