Capítulo 42; Primer intento.

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No es que a Harry no le importara el Torneo de los Tres Magos, pero si por él fuera, eliminaría cualquier tipo de actividad en la que participara Cedric Diggory, solamente porque en los últimos días ese había sido el único tema de conversación de Draco.

La primera prueba cada vez se aproximaba más, y Draco, como buen amigo que es, había insistido en querer ayudar a Cedric. Por supuesto, Harry, apenas supo sobre eso, se ofreció como voluntaria para ayudar al Hufflepuff también. Una estupidez. Y estaba seguro de que si Draco se enteraba de que todo lo había hecho por un pequeño ataque de celos, le diría algo como: Eso fue muy Gryffindir de tú parte, luego reiría y le tomaría de la mano, una señal para demostrarle que su parte Gryffindor era la que más le gustaba.

Al menos eso era lo que creía, y quería que sucediera, Harry.

Hermione y Ron tampoco habían sido una buena ayuda a su nuevo problema. Hermione insistía en que Draco debería ser quien confirmara sus propios sentimientos, nadie más. Mientras que Ron solo decía que debía invitarlo a una cita, que era más que obvio que Draco aceptaría más que encantado.

–No lo entiendes, Ron– dijo Hermione. Los tres estaban en la sala común de Gryffindor, hablando sobre el único que tema del que se hablaba últimamente en ese lugar –No es que no me alegre que Harry al fin se de cuenta de lo que siente por Malfoy, el chico es más inteligente de lo que parece a simple vista, seria un buen partido para Harry. Créanme, estuve con él gran parte del tercer año, en la biblioteca, ya saben...– vacilo durante un momento, subiendo sus pies al sofá –Pero puede que parezca que él te corresponde cuando quizás se comporte así con todo el mundo...

–¡Vamos, Hermione!– exclamó Ron, pasando sus manos por entre su cabello –Hasta el hurón debe saber lo mucho que Draco está enamorado de este...

–¡¿Este?!

–De Harry quiero decir– Ron movió un poco su mano, impidiendo que Harry volviera a hablar –El punto es que, aunque Malfoy se comporte así con todo el mundo, sigue mirando de una manera distinta a Harry. Y esa manera es muy bonita, debo aclarar.

Hermione suspiró, mordiendo su labio inferior, volviendo a prestar atención en el pergamino que estaba sobre la mesa, ignorando completamente a Harry y a Ron. Al menos eso era lo que creían ambos.

–Vendrá a ayudarme en algo este martes...– murmuró, mirando de reojo a Harry, que volteó a mirarla con el entrecejo fruncido –Malfoy junto a Altais... Estuve pensando en el comportamiento que tienen los magos con los elfos domésticos...

Ron titubeo y miro a Harry algo desconcertado.

–Será mejor que se los expliquemos el mismo martes– dijo algo desanimada, enrollando con cuidado el pergamino –Se esta haciendo algo tarde... Buenas noches.

Ron y Harry la siguieron con la mirada hasta que desapareció por las escaleras que dirigían hacia el cuarto de las chicas.

–Antes se quejaba de que Draco era extraño– murmuró Ron divertido, levantándose del sofá –A veces ella es mucho más extraña... Creo que también necesito ir a dormir... Buenas noches, Harry.

A la mañana siguiente, fue algo raro ver a Hermione tan desanimada leyendo en la mesa del Gran Comedor. Harry notó que estaba más ansiosa de lo normal, movía su pierna de arriba a abajo, un pequeño tic nervioso, y sus manos se movían entre temblores por la cubierta del libro de Pociones. Ni siquiera presto atención cuando Ron hablo con la boca llena, acto que hizo solamente para confirmar que Hermione no parecía querer mirarlos.

–Herms...– murmuró el pelirrojo, inclinándose un poco hacia la chica, bajo la atenta mirada de Harry –, ¿de qué es lo que hablaras con Malfoy, y su hurón, hoy?

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