Capítulo 28; Las Fotografías de Harry.

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Harry no sabía muy bien cómo se las había apañado para regresar al sótano de Honeydukes, atravesar el pasadizo y entrar en el castillo. Lo único que sabia era que el viaje de vuelta parecía no haberle costado apenas tiempo y que no se daba muy clara cuenta de lo que hacía, porque en su cabeza aún resonaban las frases de la conversación que acababa de oír.

¿Por qué nadie se lo había dicho? Muchos lo sabían, muchos lo tenían claro, Harry suponía que esa tarde se lo dirían o algo así, pero él ya lo sabia. Otra cosa era el hermano de Sirius, de quien nunca había escuchado hablar antes, ¿no pensaban en decírselo? Sus padres desaparecieron, ¿Sirius lo sabia y no se lo había dicho a nadie? Harry sabia que Remus nunca le ocultarla algo así, lo que probablemente significaba que Sirius no le había dicho o que simplemente no sabia. No entendía absolutamente nada.

Ron y Hermione observaron intranquilos a Harry durante toda la cena, sin atreverse a decir nada sobre lo que habían oído, porque Percy estaba cerca. Cuando subieron a la sala común atestada de gente, descubrieron que Fred y George, en un arrebato de alegría motivado por las inminentes vacaciones de Navidad, habían lanzado media docena de bombas fétidas. Harry, que no quería saber nada de nadie en esos momentos, se fue a hurtadillas hasta el dormitorio vacío. Se sentó al borde de su cama, cerró las cortinas y se estiro en ella, extendiendo sus brazos a cada lado y dejando sus piernas colgando a un lado. Pensó en escribirle a Sirius, preguntando, o alegando, sobre lo que había escuchado, pero no lo haría, estaba seguro de que diría cosas que no iba a querer decir. 

Regulus Black, hermano de Sirius, su padrino, quien al parecer no tenia planeado contarle sobre su familia, o sobre que tenia un hermano prófugo de la justicia.

Se quitó la túnica y las gafas y se metió en la cama, asegurándose de que las cortinas lo ocultaban de la vista.

Se abrió la puerta del dormitorio.

–¿Harry?– preguntó la dubitativa voz de Ron. 

Pero Harry se quedó quieto, simulando que dormía. Oyó a Ron que salía de nuevo y se dio la vuelta para ponerse boca arriba, con los ojos muy abiertos. No conocía a Black, pero sabia que no le caía para nada bien. Las gamas de hablar con Remus aumentaron, realmente mecesitaba saber más sobre el tema.

°°°

–Harry… tienes un aspecto horrible.

Harry no había podido pegar el ojo hasta el amanecer. Al despertarse, había hallado el dormitorio desierto, se había vestido y bajado la escalera de caracol hasta la sala común, donde no había nadie más que Ron, que se comía un sapo de menta y se frotaba el estómago, y Hermione, que había extendido sus deberes por tres mesas.

–¿Dónde está todo el mundo?– preguntó Harry.

–¡Se han ido! Hoy empiezan las vacaciones, ¿no te acuerdas?– preguntó Ron, mirando a Harry detenidamente. –Es ya casi la hora de comer. Pensaba ir a despertarte dentro de un minuto.

Harry se sentó en una silla al lado del fuego. Al otro lado de las ventanas, la nieve seguía cayendo. Crookshanks estaba extendido delante del fuego, como un felpudo de pelo canela.

–Es verdad que no tienes buen aspecto, ¿sabes?– dijo Hermione, mirándole la cara con preocupación.

–Estoy bien– dijo Harry.

–Escucha, Harry– dijo Hermione, cambiando con Ron una mirada. –Debes de estar realmente disgustado por lo que oímos ayer. Pero no debes hacer ninguna tontería.

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