Capítulo 57; Corazones destrozados.

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No estaba segura de poder seguir de esa manera. Se sentía cada vez más sola a pesar de que Dora y Ted estuvieran siempre junto a ella, ambos sonriendo de la manera más dulce.

Pero pasar por el frente de la habitación de Draco, la cual se sentía cada vez más fría, era la cosa más dolorosa que había experimentado después del atentado hacia su esposo. Pero nada podía compararse a lo que sintió cuando entro por primera vez, después de mucho tiempo, a esa habitación, no pudo evitar echarse a llorar en los brazos de Ted, quien simplemente la tomó por los hombro, sintiendo el nudo que se había formado en su garganta, sintiendo que su voz se iba y no le dejaba hablar.

Dora miraba a sus padres entrar con todas sus fuerzas a la habitación de su primo desde las escaleras. Sus manos temblaron un poco antes de volver a bajar hacia la cocina, dispuesta a preparar otra tarta de chocolate, esperando a que Draco bajara corriendo desde su cuarto y le dijera que quería un poco, que ella estaba obligada a darle al menos un trozo de esa tarta porque era su primo favorito, aunque en realidad fuera el único al que conocía.

–Mañana tenemos esa reunión con los chicos de Hogwarts– murmuró Ted, entrando en la cocina. Dora habría esperado que su madre entrará detrás de él si las circunstancias fueran distintas.

–¿Crees que mamá se sienta mejor después de hablar con ellos?– preguntó en un susurro, batiendo lentamente el chocolate, pasando su mirada desde la licuadora hasta su padre, quien negó despacio, tomando asiento en el mesón.

–No debí dejarla entrar al cuarto de Draco– Dora volteo a mirarle, sintiéndose mal de alguna manera. Ella no se había sentido capaz de entrar a ese cuarto, pero admiraba en cierta manera la valentía de su madre –Ahora está peor que antes...

–Quizás haya sido una buena idea– murmuró insegura, deteniendo la licuadora cuando creyó que ya el chocolate estaba listo –, el que ella entrará a la habitación, quiero decir, quizás le devuelva las fuerzas de alguna manera.

Su padre negó, jugueteando cansado con sus dedos. Recordó a Draco haciendo eso cada vez que no tenía nada entre sus manos, como cuando acababa la comida y Dromeda no lo dejaba volver a su cuarto hasta que todos los presentes acabarán también. Se sintió débil cuando tuvo intenciones de volver a tomar la licuadora, por eso es que la dejo a un lado, pensando en lo mucho que le gustaría lograr encontrar a Draco y poder volver a tenerlo junto a ella.

°°°

Cuando Hermione y Ron se fueron de la sala común, dirigiéndose directamente hacia la biblioteca antes de su encuentro con los Tonks y los otros chicos en Hogsmeade, fue el momento perfecto para sacar la capa se su padre y correr hacia la enfermería.

Necesitaba saber si sus sospechas eran ciertas antes de que los Tonks llegarán, porque no sabia cuando sería la próxima vez que los vería, por lo que no sabia cual sería su siguiente oportunidad para poder dar a entender su punto de vista ante todo lo que estaba sucediendo.

Al llegar a la enfermería, lo último que había esperado ver era a Neville Longbottom entrar a hurtadillas antes que él. Se veía agitado, como si hubiera corrido para poder llegar hasta ahí sin que nadie le viera, casi al igual que él, y sus manos temblaron al abrir la puerta, como si temiera arruinar algo.

Se apresuró a entrar antes de que Neville cerrará la puerta nuevamente, quitándose la capa antes de caminar hacia el chico.

–¡Ah!– chilló el rubio, girandose rápidamente hacia Harry, quien tuvo que usar todas sus habilidades deportivas otra poder esquivar el golpe que el chico estuvo a segundos de darle –¡Harry!– susurró en cuanto pudo reconocerlo –¿Qué haces aquí? En media hora es la reunión en Hogsmeade, creí que ya estarías ahí...

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