Maybe

Capítulo 49; Narcisos.

Para Harry, no parecía ser un problema calmar su mente. Generalmente, utilizaba los trucos que su padre le había enseñado desde pequeño, como pensar en su lugar feliz, o pensar que estaba en un partido de Quidditch en el que ganaría después de atrapar la snich.

Pero al ver a Peter en esa cama de hospital, de la que no saldría hasta dentro de unos pocos días, no supo de que manera actuar.

El inefable estaba llorando cuando llegaron. No quiso decirles porque, pero al parecer Regulus lo sabia, porque les pidió que no insistieran, que si Peter no quería decirlo, no lo diría, y eso debía estar bien para ellos.

Draco solo se había acercado hasta el hombre y le había dado un libro de esos infantiles. Su libro de la Caperusita Roja específicamente. Y Peter pareció tener muchas más ganas de llorar.

Ron había conseguido el permiso de su madre para ir con ellos al hospital ese sábado. Hermione no había tenido la misma suerte, pero les había dicho que no se preocuparan, que se quedaría terminando su trabajo de Transformaciones en la biblioteca mientras ellos no estaban. Ron, algo desesperado por no querer quedarse solo con el par de tortolitos (como él había estado llamando a Harry y a Draco últimamente), le había ofrecido hablar con sus padres, a lo que ella se negó rotundamente mientras le recordaba que tenían muchos trabajos como para darse el lujo de ir al hospital, además, habían más días en los que podría visitar a Peter por su cuenta.

Ron solo se cruzo de brazos y les pidió a Harry y a Draco que no estuvieran de melosos todo el tiempo. Ellos solo rieron, pensando en que andar de melosos seria algo difícil si era la primera vez después de meses que verían a Peter.

Ambos se equivocaron, porque a penas llegaron, lo primero que hizo Draco fue tomarlo por el brazo. Andromeda solo negó con la cabeza, viendo como Altais, desde el hombro de su sobrino, miraba de una extraña manera a Harry. Mirada de la que Sirius se burlo al menos hasta que llegaron a la habitación de Peter, incluso después.

–¡Por Merlín!– exclamó Andromeda en cuanto entro después que todos y vio a Peter con los ojos rojos e hinchados. Había tardado un poco más en llagar porque se había obsesionado con la idea de ser ella quien usara la maquina de cafés. Draco tomo uno con cautela, amaba el cafe, pero debía tomarlo a escondidas de su tía, porque ella decía que era muy joven para tomarlo. Harry solo sonrió, convirtiéndose en el cómplice del rubio inmediatamente después de descubrirlo. Luego describió que amaba ser el cómplice del rubio –Lamento tanto no haber podido venir antes.

–Solo es una pequeña herida...

–¡Peter!– Andromeda examino el rostro del hombre, tomándolo delicadamente entre sus manos –Es una cicatriz muy fea...

–¡Lo hace ver más rudo!– dijo Draco, dando un rápido sorbo al vaso de cafe entre sus manos –¡Yo creo que se ve más guapo! Más como un inefable, ¿verdad, Reg?

El mayor le miro divertido mientras asentía despacio y posaba una mano en su hombro. Harry le sonrió a Peter, estaba de acuerdo con Draco, pero sabia que eso no evitaría que Andromeda se preocupara más.

–Dudo mucho que a ti te gustaría una cicatriz así cruzando por tu lindo rostro, Draco– dijo como regaño, ganándose una sonrisa divertida por parte del menor.

–Creo que nunca haría algo que me dejara una cicatriz de ese estilo– murmuró hacia Harry, inclinándose hacia un poco más hacia él, aún con sus brazos entrelazados: una costumbre que tenia Draco desde ese día en el lago.

Andromeda salió de la habitación, yendo directamente a hacerle preguntas al medimago sobre la salud de Peter.

–¿Quieres que lea para ustedes?– preguntó Remus, acomodándose en el asiento junto a la cama, tomando el libro infantil. Draco asintió emocionado, uniéndose a él en la silla de a un lado, tirando a Harry y a Ron con él, quienes tuvieron que sentarse en la orilla de la ventana, la cual estaba cerrada (para alivio de Draco y Remus).