Capítulo 23

1.1K 85 4
                                    

Neftis

Tras mi conversación con Aisa me siento algo más tranquila, realmente necesitaba hablar con alguien, necesitaba un consejo. Sé que lo que estoy a punto de hacer tendrá consecuencias inevitables, que es la última vez que pisaré esta casa y que veré a los hermanos, pero tal vez sea lo mejor.

No puedo evitar sentir como una parte de mi corazón se rompe, pues he vivido la mitad de mi vida aquí y sí, para que mentir, hubo unos años en los que fui inmensamente feliz en esta casa, en los que me sentí completamente dichosa a su lado...

Pero esos momentos quedaron en el pasado y, como dice Aisa, nunca van a volver. Siempre he querido mantener la esperanza de que esto solo era una mala racha, pero ya no me puedo engañar más, tengo que aceptar que aquí no podré ser feliz, que necesito buscar una nueva vida...

Mis pasos me llevan hasta el despacho de Seth. Probablemente esta será la última vez que le vea. Sé que Aisa conseguirá matarle, cuando una mujer valiente y fuerte se propone algo siempre lo consigue. Y ella es la mujer más valiente que conozco.

Me entristece la idea de que él muera, pues en el fondo una parte de mi corazón le pertence y creo que, de alguna forma, siempre lo hará. No obstante, tengo que intentar salvar el resto, antes de que sea demasiado tarde.

Doy dos golpes en la puerta y entro.

Está sentado en su sillón, observando detenidamente un mapa de Europa. Luce tan apuesto y elegante como siempre. Con una camisa blanca, unos pantalones de vestir azul marino y una americana del mismo color. Se le ve algo cansado, como si llevara algunas noches sin dormir bien.

Junto a él se encuentran Caos y Hambre, los cuales corren a mi lado nada más verme. Es entonces cuando Seth levanta su cabeza y me observa. Yo decido esquivar su mirada y me centro en acariciar a los lobos.

- Hola preciosos.- sonrío.- ¿Habéis echado de menos a mamá?-

- Siempre lo hacen.-

Instintivamente le miro. Su mirada está fija en la mía y su rostro tiene un aire completamente inexpresivo.

- ¡Caos! ¡Hambre!- los lobos dejan de saludarme y le miran.- Id con vuestros hermanos.- ordena.

Automáticamente, los animales se marchan de la habitación. Siempre me ha parecido increíble lo bien amaestrados que están, de verdad parece que nos entienden.

- ¿Qué haces aquí Neftis?- pregunta levantándose y acercándose a mí.

- He venido a ver a Horus.- contesto.- ¿Cómo se encuentra?-

- Estable.- responde seco.- Ahora está dormido pero dentro de un rato quizás puedas hablar con él.- pasa a mi lado y se coloca junto a la puerta.- Si ya no necesitas nada más...- hace un gesto para que salga.

- Estás enfadado... ¿Por qué?-

De repente, cierra la puerta de un golpe haciéndome sobresaltar.

- Dos días...- dice acercándose peligrosamente a mí.- Dos malditos días desde que te llamé diciendo que mi hermano se moría.- su mirada se clava en la mía.- Y tú no apareciste.- suspira profundamente y se hace un silencio incómodo durante algunos segundos.- Pensé que al menos él si te importaba.-

Se echa a un lado dispuesto a volver a su sillón pero le detengo agarrándole el brazo y obligándole a mirarme.

- Sabes que Horus es como un hermano para mí.- replico.- Le quiero mucho.-

Pienso por unos instantes si continuar con esto o no, porque no quiero hacer las cosas más difíciles, pero parece que mi corazón no está dispuesto a colaborar.

Esclava de un diosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora