Capítulo 24

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Aisa

Me dirijo rápidamente a la habitación de Horus. Ahora mismo mi cerebro está en shock con esta información.

«El maldito de Seth es estéril...»

Sinceramente creo que es una estupenda noticia. A saber el número de mujeres que ese hijo de puta ha violado, al menos pueden estar tranquilas de que no van a quedar embarazadas.

Abro la puerta de la habitación y Horus me observa sorprendido.

- ¿Qué haces aquí tan pronto?-

- Neftis ha discutido con tu hermano y se ha ido.- le informo.

- ¿Otra vez?-

- Sí.- afirmo.- Y quería que supieras que me he enterado.-

- ¿De qué te has enterado?-

- De que tu hermano es estéril.- su rostro adquiere una expresión completamente preocupada.- Neftis le gritó que el destino había sido sabio impidiendo que pudiera engendrar hijos.-

- Carajos... esto es grave.- murmura.- Aisa, necesito que busques a Kendra, dile que Seth la necesita.-

- ¿A Kendra?-

- Sí, no pierdas el tiempo.- dice desesperado.

- Está bien, como quieras.-

Me dispongo a salir de la habitación pero él me llama.

- No le vayas a hablar a nadie de lo que has escuchado.- pide.- Nadie debe enterarse.-

- ¿Por qué no?-

- Porque no y punto.

- Okey...- ladeo los ojos.- No le diré a nadie.-

«Qué mentirosa soy»

- No Aisa, quiero que me lo jures.- le miro confusa.- Júrame por tus padres que no dirás nada a nadie.-

«Mierda... que listo es el cabrón»

Suspiro profundamente. Quería contarle esta información a mis amigas, pero no pienso jurar sobre mis padres en vano.

- Está bien... te lo juro por mis padres.-

Parece que mis palabras le alivian.

- Ahora corre, busca a Kendra.-

***

Seth

Estoy en mi cuarto, tirado en la cama. Han pasado unos 10 minutos desde que Neftis se fue y ya me he bebido media botella de whisky.

«Hija de puta...»

Todos estos años la he tratado como una puta reina y así me lo paga. Se que esta es otra de sus rabietas, pero esta vez se ha pasado. No es nadie para hablarme así... Solo es una zorra, como todas las mujeres de su familia. Maldita fue la hora en la que la elegí como esposa.

«¡Debí follármela y mandarla al carajo!»

Tiro la botella contra la pared rompiéndola en mil pedazos. Abro el cajón de mi mesilla de noche y saco un sobre que tengo con cocaína. Pongo un poco en la mesa y me preparo una raya para metérmela.

- Ni se le ocurra tomar esa porquería.-

Miro hacia la puerta y veo a Kendra con los brazos cruzados.

- Déjame Kendra, no eres mi madre.-

- Menos mal, porque ya me habrían dado varios infartos de teneros a tí y a tu hermano como hijos.-

Esclava de un diosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora