Capítulo 51

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Rayan

Me encuentro en la morgue. Es un cuarto preparado para tratar a los cadáveres. Aquí es donde el sacerdote supremo realiza la embalsamación de los cuerpos de los dioses.

Alice se encuentra sobre una gran mesa. Su piel está más pálida de lo habitual y sus ojos permanecen cerrados. No puedo evitar que una lágrima se deslice por mi mejilla.

«¿Cómo carajos he sido capaz de matarla?»

***

(Flashback: la noche anterior)

Avanzo por el pasillo rumbo a la habitación de Alice. Mis manos tiemblan y mis ojos se humedecen. No puedo creer que Horus me haya ordenado matarla... Esto se está saliendo de control.

Pero tengo que hacerlo, yo le debo todo a los Inmortales y, ahora mismo, no es momento de parecer un traidor. Además, si no lo hago yo lo harán otros y la harán sufrir. Alice no se merece una muerte dolorosa, quiero que sea rápido, que no sienta dolor.

Cuando llego toco la puerta y escucho como ella me invita a pasar. Tiene puesto un pequeño pijama de color azul que le sienta de maravilla.

«Es tan hermosa...»

- No te esperaba.- sonríe.- ¿Has venido a hacerme compañía?-

Se acerca a mí y me da un delicado beso en los labios.

- Yo... yo...-

No sé qué decir, no sé qué hacer.

- ¿Te encuentras bien Rayan?- pregunta con preocupación.- No tienes buena cara.-

- Te quiero Alice.- digo sin pensar.- Te quiero con locura.-

- Yo también tonto, ya lo sabes.- ríe.

Me vuelve a besar y yo le correspondo. Hago un enorme esfuerzo por no ponerme a llorar, pero saber que estoy a punto de matar a la mujer que amo es un sentimiento que no le deseo ni a mi peor enemigo.

Me separo de ella y le ofrezco mi mano, la cual agarra de forma decidida.

- ¿Me vas a llevar a algun sitio?-

Asiento.

- ¿No es peligroso que nos vean?-

- No te preocupes, nadie nos verá.- indico.- Te llevaré a ver a Aisa.- miento.

Sus ojos se iluminan y una resplandeciente sonrisa se le dibuja en el rostro.

«Me siento como una auténtica mierda»

- Ven, sígueme.- digo.

Avanzamos por los pasillos hasta llegar a la zona donde se encuentran las celdas. Abro la primera y le indico que se meta. Ella lo hace pero, rápidamente, se da cuenta de que la pelirroja no está allí.

Antes de que se de la vuelta, saco la pistola y le apunto a la cabeza. Ella se gira y me mira con miedo. Las lágrimas caen por mis ojos y mi mano comienza a temblar.

- Por favor...- solloza.

Sin más, aprieto el gatillo.

(Fin del flashback)

Acaricio su rostro helado con suavidad.

- Lo siento... lo siento mucho Alice...-

- Algo tarde para eso, ¿no crees?-

Levanto la mirada y veo a Rachel en la puerta.

- Rachel...-

Voy a acercarme pero ella saca su pistola y me apunta.

Esclava de un diosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora