Capítulo 34

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Aisa

Abro los ojos y siento como si mi cabeza fuera a estallar. Noto un pequeño dolor en la entrepierna y me doy cuenta de que estoy completamente desnuda y que tengo algunas marcas moradas por el cuerpo. De pronto, los recuerdos de ayer por la noche vienen a mi mente.

«Carajo Aisa, que coño hiciste...»

Al instante, Horus sale del baño envuelto en una toalla. Su torso también está lleno de marcas y arañazos.

- Buenos días.- saluda.

- ¿Qué tan mal estuve ayer?- murmuro deslizando una mano por mi cabello.

- Depende de a lo que te refieras.- responde.- Si hablas de cómo estuvo tu nivel de madurez ayer te pondría un 0.- indica con una sonrisa traviesa.- Pero si te refieres a cómo estuvieron los seis polvos que echamos, un claro 10.-

- ¡Idiota!- digo muerta de la vergüenza.- No te burles de mí...-

- No lo hago.- asegura.- Pero venga, estoy esperando a que me digas que soy un gilipollas por aprovecharme de tí.-

- Sé que no lo hiciste.- confieso.- Lo recuerdo, yo fui la que no te dejó en paz.-

- Eso es cierto.- se burla.- Mi amiguito y yo nos sentimos violados y ultrajados.-

Le tiro una almohada y el se ríe esquivándola.

- ¿Hice o dije alguna estupidez?- pregunto.

- Solo una.- contesta.- Pero no quiero escuchar como te arrepientes de ello.- su mirada refleja cierta tristeza.- Dejémoslo mejor así.-

Mi corazón empieza a latir a mil por hora. Sé exactamente a lo que se refiere, pues recuerdo bien las últimas palabras que dije antes de dormirme: "Te quiero dios del cielo".

«Si no quiere que me arrepienta... ¿será que él también siente algo por mí?»

- Deberías ducharte Aisa.- indica Horus.- En una hora y media saldremos hacia Egipto.-

- ¿Vamos a volver?-

- Sí, Zeus me envió un mensaje hace 20 minutos diciéndome que ya sabe dónde está el escondite de los Dutti. Viajaremos para informar a mi hermano y pedirle algunos refuerzos.- explica.- Con un poco de suerte, nos quitaremos de en medio a los italianos.-

- Está bien, iré a preparme.-

- Bien.- dice terminando de vestirse.- Yo iré con Zeus, cuando estés lista baja al recibidor.-

Asiento y él se marcha.

***

Cuando salgo de la ducha me encuentro a Alice sentada en una esquina de la cama mirándome como si se estuviera aguantándose la risa.

- ¿Tú también te enteraste de lo que pasó?-

- Todos nos enteramos de todo Aisa.- ríe.- El jet no era tan grande sabes... os escuchamos.-

- ¡Me quiero morir de vergüenza!-

- Vamos, no es tan grave.-

- Sí lo es.- replico.- Y hay algo todavía peor...-

- ¿El qué?- pregunta.

- Ayer, antes de dormir, dije algo...- suspiro.- Y Horus lo recuerda perfectamente.-

- ¿Qué dijiste?-

- Que le quería.-

Mi amiga se queda en silencio y por su rostro sé que no tiene ni idea de qué hacer. Me tapo la cara con las manos.

Esclava de un diosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora