Capítulo 33

1.3K 101 47
                                    

Horus

Cada vez estoy de peor humor. A través de la pantalla de mi Apple Watch puedo ver las imágenes de ese tipo besando a Aisa, de como ella está a horcajadas moviéndose sobre él.

- Tranquilo señor.- dice Nadia.- Enseguida lo dormirá y podremos ir con ella.-

Estamos las tres chicas y yo en una habitación que he pagado. El resto de mis hombres continúan infiltrados por el club, asegurándose de que nadie nos moleste.

Sigo mirando el reloj, cuando, de pronto, la cámara que lleva Aisa cae al suelo y perdemos la conexión.

- ¡Aisa!- llamo rápidamente por el pinganillo.- Hemos perdido conexión visual, ¿estás bien?-

No hay respuesta.

- ¡¿Aisa me oyes?!-

Nada.

- ¡A la mierda!-

Me levanto hecho una furia y salgo corriendo hacia la habitación donde se encuentra la diosa pelirroja y ese malnacido.

«¡Como se haya atrevido ha hacerle daño juro que lo mato!»

Por suerte cuando llego no hay nadie en la puerta, así que con dos empujones consigo abrirla y entrar. Me quedo inmóvil al ver a Mercucio tirado en la cama completamente dormido y a Aisa sentada a su lado, mirándolo fijamente.

- ¡Carajos Aisa me asustate!- protesto.- ¡¿Por qué no contestabas?!-

- Mis pinganillos no funcionan muy bien.- dice sin mirarme.

- ¿Estás bien?-

- Fantástica.- ríe.

Ladeo los ojos y me voy al carrito a coger el USB para ponérsela al móvil. Una vez que lo hago y que saco todos los datos, lo devuelvo a donde estaba y guardo la USB.

- Ayúdame Aisa.- pido.- Tenemos que desnudarlo y meterlo en la cama para que no sospeche nada.-

- Okay.-

Ella se dedica a sacarle la camisa y yo hago lo mismo con los pantalones y los bóxers que lleva. Cuando levanto la vista, me encuentro con Aisa mirando fijamente la polla del sujeto.

- ¿Se puede saber que carajos miras?- bufo molesto.

- La tiene grande, ¿verdad?- contesta relamiéndose los labios.

«¿Qué le pasa a esta loca?»

- Aunque no tan grande como la tuya.- ríe mirándome.-Tú tienes la verga más grande que he visto.-

- ¡¿Qué carajos Aisa?!-

Ella no para de reír. Sé que algo no anda bien, está como...

- ¡Mierda!- exclamo.- Aisa échame el aliento.- digo acercándome a ella.- Venga abre la boca.-

- Solo abro la boca si me dejas chupártela.-

No voy a mentir, ese comentario ha hecho que se me ponga dura, pero me tengo que concentrar, es evidente que hay algo mal con ella, ella no es así.

Acerco mi rostro al suyo y, rápidamente, identifico el olor del éxtasis líquido, una droga que provoca una excitación sobrenatural a aquellos que la ingieren.

- Aisa estás drogada.- indico.- Ese cabrón te lo ha debido poner en el champagne.-

- Estoy feliz.- contesta abrazándome.- Eres tan guapo...-

Esclava de un diosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora