Capítulo 42

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Neftis

Mientras el coche avanza por el desierto rumbo a la mansión, bajo los colores del atardecer, miro a través de la ventana. Sé que las instrucciones del chófer son muy claras, llevarme hasta la mansión y después al aeropuerto.

No he traido nada conmigo, las pertenencias que necesito están, para mi mala suerte, en la casa. Sino hace tiempo que habría tomado un avión rumbo a Rusia.

- Necesito un pañuelo.- pido con la voz entrecortada.

El hombre me mira por el retrovisor y acto seguido me da lo que le he pedido. Mientras él sigue atento a la carretera, busco en mi cartera algo con lo que poder escribir, aunque no estoy segura de encontrarlo.

Afortunadamente, encuentro un lápiz de ojos y creo que será más que suficiente para el mensaje que quiero escribir.

Querida Aisa:

He hecho algo terrible, algo que Seth jamás podrá perdonarme. Cuando se entere me matará, estoy segura, por eso me marcho a Rusia, allí mi familia me protegerá, ahora están dispuestos a aceptarme de nuevo. Ojalá tuviera tiempo para despedirme, solo quiero que sepas que debes...

- Hemos llegado.- indica el chófer y guardo el pañuelo y el lápiz en el bolso.

Me bajo del vehículo y tiemblo al entrar en la mansión una vez más. Subo las escaleras hasta llegar a la entrada principal y llamo a la puerta. Mi respiración está agitada y siento que voy a desfallecer en cualquier momento.

Unos segundos después la puerta se abre y siento un enorme alivio de ver a la amiga de Aisa en la puerta, mirándome completamente sorprendida.

- Neftis... quiero decir, ama.- murmura.- No esperaba verla aquí...-

- ¿Está mi esposo en casa?-

- Sí, se encuentra en su oficina, ahora le aviso.-

- ¡No!- exclamo agarrándola del brazo.- Por ningún motivo debes decirle que estoy aquí a nadie, ¿de acuerdo?-

- Claro ama.-

- Ten.- le doy el pañuelo.- Esto es una carta para Aisa, dásela con mucho cuidado.-

- Así lo haré.-

Ambas entramos y me acompaña hasta las escaleras.

- ¿Podrías hacerme un favor?- pido y ella asiente.- Entreten a Seth en su despacho para que no salga durante un buen rato.- suspiro.- Por ningún motivo debe enterarse que estoy aquí.- una lágrima se escapa de mis ojos.- Mi vida depende de ello.-

Su expresión cambia a una más asombrada.

- No... no se procupe ama.- indica.- Yo me ocuparé.-

- Gracias Vanessa.-

Le sonrío y subo las escaleras corriendo. Necesito entrar en la habitación y coger las cosas que me hacen falta, entre ellas todos mi documentos de identidad y mi pasaporte, pues sin él no me van a dejar salir de Egipto en ningún avión y no dispongo de jet privado para saltarme las normas.

Cuando por fin llego a la estancia, abro la puerta y me tranquilizo un poco al ver que la habitación está vacía. Voy rápidamente hasta el gran armario y empiezo a rebuscar entre mis cosas, pues con los nervios no recuerdo bien dónde guardé los documentos.

Tras varios minutos en los que no encuentro nada, me incorporo y empiezo a caminar alrededor de la habitación a punto de sufrir un infarto cuando, de repente, mis ojos se posan sobre un cuadro en el que salimos Seth y yo, el día de nuestra boda.

Esclava de un diosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora