Mi piel se estremece ante las caricias de Horus. Deja besos por mis pechos hasta llegar a mi monte de venus. No puedo evitar agarrar las sábanas con brusquedad cuando desliza su lengua por mi intimidad y succiona mi clítoris.
- ¡Ahh, Horus!-
- ¡Despierta ya pervertida!-
Abro los ojos y me doy cuenta de que estoy abrazada al pelinegro, con una pierna enrredada entre las suyas y mi cabeza apoyada en su pecho desnudo.
«¡Carajos! Otra vez estaba soñando...»
Me aparto rápidamente hasta quedar en el otro extremo de la cama.
- ¿Que tanto estabas soñando Aisa?- pregunta divertido.- Porque no parabas de gemir mi nombre e incluso se te ha caido la baba.- dice señalando su pecho.
Siento mis mejillas arder, debo tener la cara más roja que un tomate.
- ¡Cállate imbécil!- me quejo y él se carcajea.- ¡¿De qué te estás riendo?!-
- De que ni si quiera me hace falta hacer nada para ponerte cachonda, tu mente lo hace por mí.-
Sin pensarlo cojo la almohada y se la tiro a la cara, pero eso solo aumenta la risa del dios egipcio. Salgo de la cama y me meto en el baño.
- Necesito una ducha.- murmuro.
- ¡Será mejor que pongas el agua helada para bajar tu calentura!-
- ¡Cállate!-
Horus estalla en carcajadas y yo solo tengo ganas de morirme.
«¿Por qué me hacéis esto hormonas?»
Me meto en la ducha y dejo que el agua comience a caer por mi cuerpo. La sensación es muy agradable, por lo que me paso un buen rato así. Cuando ya me siento calmada y limpia, salgo para coger una toalla.
- ¡Ahhhh!-
- ¡Joder Aisa, me va a dar un infarto!- protesta Horus.- ¿Por qué gritas así loca?-
- ¡¿Qué haces aquí?!-
- Me voy a duchar, te recuerdo que es el baño de los dos.-
Se quita los bóxers y vuelvo a sentir como el calor de mi cuerpo aumenta al ver su miembro erecto. Cuando levanto la vista lo encuentro observándome con una sonrisa.
- ¿Qué esperabas depués de que me despertaste gimiendo y diciendo mi nombre?-
- ¡Sal de aquí!-
- Necesito darme un ducha.-
- ¡He dicho que salgas!-
- ¡O me dejas ducharme o te haces responsable de calmar esto!- exclama señalando su polla.
- No te atreverías...-
Él levanta una ceja divertido y se avalanza hacia mí.
- ¡Noooo!- chillo mientras lo esquivo y salgo corriendo de la habitación.
- ¡Si cuando salga te veo desnuda te voy a dar un buen motivo para gemir Aisa!-
Me mojo de solo pensarlo.
«¡Aisa concéntrate! ¡Horus es un imbécil!»
Rápidamente me coloco un bañador rojo, un vestido negro por encima y salgo de la habitación. Ando por los pasillos intentando acordarme de cómo se llegaba a la escalera principal.
«Qué manía tienen los mafiosos con vivir en laberintos...»
Cuando por fin llego a la escalera, casi choco con Hera. Tiene un vestido de encaje blanco que deja ver el bikini rosa palo.
ESTÁS LEYENDO
Esclava de un dios
ActionAisa Miller va a Egipto dispuesta a vengarse de los hermanos que dirigen la mafia conocida como Los Inmortales, por todo el daño que le hicieron a su familia. Sin embargo, el plan que ella había diseñado durante tanto tiempo fracasa, y termina conv...