Capítulo 3

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Desde que Mathew me adoptó, me educó con esmero, no solo asegurándose de que fuera a uno de los mejores colegios de Arizona, sino adiestrándome en todo tipo de artes que me fueran útiles en un futuro... Él sabía que mi objetivo era acabar con los Inmortales y, aunque no compartía el pensamiento de que la venganza me fuera a servir de algo, se encargó de prepararme para que triunfara.

Así fue como aprendí todo lo posible sobre defensa personal, manejo de armas, manipulación y uso de venenos, además de cómo comportarme con la clase alta de la sociedad, cómo maquillarme y vestirme adecuadamente, cómo bailar todo tipo de bailes... En resumen, cómo manipular, seducir, agradar y aniquilar a cualquier persona.

Aunque fueron unos años muy duros por el gran entrenamiento, fueron muy felices, los más felices que viví después de la muerte de mis padres. Mathew realmente era un ángel guardián. A pesar de que yo era la única a la que había adoptado, trataba al resto de las chicas con mucho cariño y amabilidad. Incluso Alice, que siempre había sido muy tímida y desconfiada, se sentía completamente feliz y tranquila a su lado.

Durante aquellos años, alguna chicas se fueron a vivir su nueva vida, a la vez que otras llegaban tras ser rescatadas por Mathew cuando este realizaba alguno de sus viajes. A pesar de que Alice y yo seguíamos siendo las mejores amigas o el "Team A", como nosotras nos llamábamos, empezamos a juntarnos cada vez más con una chica que vivía con Mathew desde que tenía 9 años. 

Su nombre era Vanessa, Vanessa García. Tenía dos años más que nosotras y su historia no era menos trágica que la del resto. Vivía en Juárez con sus padres, él un alcohólico y maltratador y ella una pobre mujer con una enfermedad respiratoria. Su madre murió cuando ella tenía 6 años y su padre fue quien la vendió por un poco de dinero para seguir comprando alcohol.

Ella era diferente a nosotras, más extrovertida, muy segura de sí misma y un poco enojona. Aun así, pronto se convirtió en una amiga más, pronto nos convertimos en un grupo de 3. Empezamos a hacer las cosas que hacían las chicas normales de nuestra edad: ir de compras, a los bares, a las discotecas... Empezamos a tener una vida más o menos normal y a acostumbrarnos a la felicidad y la alegría.

Pero estas no duran para siempre...

Hace dos años, la vida me volvió a golpear duramente, pues Mathew murió a causa de un cáncer de pulmón. Fue completamente horrible, el mundo había perdido a un buen hombre y no es que estos abundaran...

Tras el funeral, yo heredé toda su fortuna y sus posesiones. Con ayuda de una de mis compañeras mayores, la cual había estudiado Contabilidad y Finanzas, vendí todo excepto la Mansión donde vivíamos. Yo sabía cuál era mi objetivo y que, tarde o temprano, tendría que dejar mi acomodada vida en Arizona.

Aprovechando todo el poder y las influencias que Mathew me había brindado, empecé a investigar todo lo posible sobre los Inmortales. Gastando mucho dinero, pude averiguar que, efectivamente, era una de las mafias más temidas y peligrosas del mundo, cuyo centro de operaciones se situaba en el Cairo, capital de Egipto. También descubrí que su líder, Osiris Al-Asad, el hombre que ordenó la muerte de mis padres aquella noche, había fallecido tres años atrás.

Debo confesar que esa información no me agradó en absoluto, pues yo hubiera querido ser la que acabara con ese cabrón. Sin embargo, aún podría vengarme de sus hijos, los cuales lideraban la mafia desde la muerte de su padre. Seth era el mayor, el que violó y asesinó a mis padres, mi principal objetivo. Solo pude saber que estaba casado con la hija de un mafioso ruso y que, de momento, no tenían hijos.

Por otro lado, descubrí que al parecer el tal Al- Asad tenía también otro hijo llamado Horus. No obtuve mucha información sobre él, solo que tenía tres años más que yo y que era la mano derecha de su hermano mayor.

Esclava de un diosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora