Capítulo 2

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Miro el techo de manera fija, mientras mi cuerpo se mueve al ritmo de las embestidas que un cliente me está dando. Ya han pasado tres años desde el asesinato de mis padres, tres años desde que Al-Asad me vendió al Coyote. Al principio, mi vida en este lugar fue un auténtico tormento, pero con el tiempo me acabé acostumbrando, me acostumbré a acostarme con decenas de hombres al día.

- Joder Rubí...- gime el hombre en mi oreja.- Eres una delicia, puro fuego...-

Chupa y muerde el lóbulo de mi oreja para, después, bajar por mi cuello, chupándolo y besándolo mientras sigue penetrándome a un ritmo constante. Sí, aquí me conocen como Rubí, es el nombre que el Coyote quiso darme. Él y su hijo, el Cuervo, dicen que yo soy la piedra preciosa de su colección, y todo porque en tres años les he hecho ganar lo que otras no han conseguido ni en el doble de tiempo.

En todos estos años he aprendido muchas cosas, entre ellas cómo utilizar mi cuerpo para sacar información a los clientes y, sobre todo, cómo conseguir que terminen rápido cuando ya no me son útiles. Solo tengo 15 años... pero me ha tocado madurar deprisa y a las malas.

Enrrosco mis piernas en torno a la cintura del cliente y lo aprieto más contra mí, haciendo que este suelte un brusco gemido y que se mueva más rápido. Acto seguido, empiezo a contraer los músculos de mi vagina, sé que eso vuelve locos a los hombres.

- ¡Aahh, me voy a correr!-

Y dicho y hecho. Se corre para después salir de mí y quedarse tumbado a mi lado. Mientras él recupera el aliento, yo me acomodo la falda para que tape mis partes. Algunos clientes tienen tanta prisa que ni siquiera me desnudan. Mientras me incorporo buscando mis bragas, él se levanta y se abrocha la cremallera de los jeans.

- Oye Rubí.- me llama, por lo que le miro mientras me pongo la prenda.- Te agradecería que no dijeras nada de lo que te he contado... de hecho no debería haberte dicho nada...- empieza a ponerse nervioso.- Si mis jefes se dan cuenta de que he dado información sobre sus socios me cortan la cabeza.-

- No te preocupes.- sonrío.- Lo cierto es que ni me acuerdo de lo que me has contado.- el rostro del hombre se relaja.

- Bueno debería irme.- dice cogiendo su cazadora y acercándose a la puerta.- No me pagan tanto como para poder permitirme más de quince minutos contigo.- abre la puerta.- Espero poder verte de nuevo Rubí.-

- Claro.- miento.

Yo sé que es muy poco probable que me vuelva a ver. Hoy es el día. Hoy es el día en el que el Coyote me tiene que matar. Y sé que tarde o temprano lo harán, es más, lo han organizado todo. Han hecho una fiesta en el sótano, una orgía para los clientes. Aquellos que me quieren a mí han tenido que venir a la zona más solitaria del local.

De repente, la puerta se abre y el Cuervo entra. «Ese hijo de puta...» Él fue el que me quitó la virginidad, el primero que me violó cuando llegué aquí y ahora, es el que me va a matar.

- Hola Rubí, ¿cómo estás hermosa?-

- Dímelo tú.- digo con voz coqueta, tengo que intentar cualquier cosa para ganar tiempo...- Hace mucho tiempo que ya no me visitas.-

- Mi pequeña ninfómana.- se ríe mientras me pasa su dedo por los labios.- Te has vuelto toda una profesional y cada vez te pones mas  buena... Es una pena que tenga que matarte.-

- Podrías no hacerlo.- susurro mientras chupo su dedo.- Nadie tendría que enterarse... esos hombres nunca volvieron a preguntar por mí.-

- Ojalá fuera tan sencillo preciosa, pero realmente no tienes una idea de quienes son los Inmortales.-

Esclava de un diosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora