Capítulo 5

1.5K 88 18
                                    

Horus conduce su impresionante ferrari negro mientras yo me concentro en no dormirme. Hemos pasado el día entero yendo de un lado a otro de la ciudad, preparando los últimos detalles para nuestra boda, después hemos ido a cenar a un restaurante de lujo y de paso no hemos tomado algunas copas.

- Se te ve cansada.- comenta.

- Lo estoy.- respondo.

Finalmente, llegamos a la puerta de mi edificio y aparca justo en medio. Miro por el retrovisor y veo como dos 4x4 hacen lo mismo un poco más atrás. «Los gorilas nos persiguen a todos lados».

- Muchas gracias por traerme.- digo quitándome el cinturón.

- Un placer preciosa.-

Le doy un beso en la mejilla y me dispongo a salir cuando me agarra de la mano y me tira hacia él.

- ¿Qué pasa?-

- No me has enseñado el departamento donde vives.-

- No será hoy cuando lo haga.-

- ¿Por qué no?- pregunta.- Ya estoy aquí.-

- Son las tres de la mañana Horus.- señalo el reloj del coche.- Mis amigas estarán dormidas.- levanta una ceja.- Los mortales duermen, ¿sabes?-

Él sonríe y se acerca a mí pasando su dedo índide por mis labios.

- Que suerte que yo no sea mortal.-

Me besa apasionadamente y le correspondo hasta que siento como coloca una mano en mi pierna y comienza a subir.

- Eso ha sido todo su alteza.- advierto separándole.- Buenas noches.-

Intento abrir la puerta pero el seguro está puesto y no puedo salir. Miro con enojo a Horus el cual está aguantándose la risa.

- Déjame salir.- ordeno.

- Claro, si me das un beso.-

Suspiro y me acerco a él dispuesta a besarle pero, antes de poder darme cuenta, echa mi asiento para atrás haciéndome caer y quedar tumbada. Rápidamente se coloca encima de mí y rompe mi blusa.

- ¡¿Pero qué haces?!- grito intentando empujarlo.

- Lo siento Isabella pero no aguanto más.- empieza a dejar besos por mis pechos y mi barriga, haciendo que la piel se me erice.

- Horus...- susurro lo más calmada que puedo.- Me prometiste que esperarías hasta la boda.-

- Lo sé, pero me voy a volver loco si no te hago mía ahora.-

Intento apartarlo, «sin mucho esfuerzo, para que mentir, me encanta ponerlo así de caliente». Él coge mis manos y las pone encima de mi cabeza. Las sujeta con una de las suyas mientras que la otra la mete por debajo de mi falda hasta llegar a mis bragas.

- Detente... Horus... no quiero...-

«No me lo creo ni yo»

- ¿Entonces por qué tiemblas?- dice con esa sexy sonrisa.

- Porque... porque me da miedo que te comportes así.- miento.

- Ya, entonces...- en un segundo arranca mis bragas y desliza sus dedos por mi zona arrancándome un gemido y haciendo que me humedezca más de lo que ya estoy.- ¿Por qué gimes? No, mejor... ¿Por qué estás chorreando?-

Le miro a los ojos incapaz de decir nada. Nuestras miradas chocan y puedo ver el deseo que reflejan sus pupilas dilatadas.

- Estás deseando esto tanto como yo.- dice metiendo un dedo en mi vagina.

Esclava de un diosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora