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Hana soltó un suspiro cuando empezó a escuchar un pitido y el olor a analgesicos inundó su nariz.
—¿Ya has despertado? —Una infantil voz prengunto y como no reconocerla.
Ella se sorprendió al ver a Kalluto con su abanico de papel sentado junto a ella.
—K-kalluto...—Alcanzo a decir y entonces se reincorporó de golpe. —¿Qué?
—No lo hagas tan rápido que te vas a marear. —Él menor tenía razón, ya que su cabeza dio algo de vueltas y espero unos segundos para que este efecto se pasará, un poco más tranquila le pregunto.
—¿Qué haces aquí? ¿Donde están los demás? —Hana entonces recordó qué había logrado su cometido de reunir al Rey con Komugi y que muy probablemente ellos ya habian fallecido. —¿Cuanto tiempo llevo dormida?
—He venido para cuidar de ti, solo tienes unas cuantas horas durmiendo, Illumi iba a venir pero...—Kalluto fue interrumpido porque la puerta de su habitación se lleno de personas.
—¡Hanaaaaa! —Muchas personas entraron a su habitación pero la primera y la más escandalosa fue Leorio quien lloraba inconsolablemente. —¡Estabaaa tan preocupado! ¡Que alegría que despertaras!
Leorio la estrecho entre sus brazos mientras seguía llorando, Hana sonrió de lado estaba acostumbrada a siempre dar los abrazos y no a recibirlos pero aceptó gustosa el abrazo de Leorio.
Detrás de él venían Palm, Menchi, Buhara y Knuckle.
—Me alegro que despertarás, Hana...—Palm sonrío. —Morel quería que confirmara la muerte del Rey pero lo he hecho yo...
—Que podía esperar de mi alumna, si ya se que eres bien imprudente para muchas cosas....
—Hana ¿Podrías volver a cocinar esa salsa picosa? Aunque Menchi no lo admita es deliciosa.
Todos hablaban al mismo tiempo de lo preocupados qué estaban por mi, pero ella quería saber lo más importante.
—¿Donde estan Gon y Killua? —Preguntó interrumpiendo a todos.
Se hizo un silencio qué nadie se atrevia a romper pero fue Leorio quien finalmente habló.
—Hana lo mejor sería que no...—Ella negó mientras se levantaba y con cuidado se quitaba el suero en su brazo.
—Quiero ir a verlos. —Demandó. —Mis heridas son casi nada comparadas a las de ellos...
Y era verdad Hana tenía solo unos cortes no muy profundos y sus quemaduras en las piernas ya estaban casi curadas por completo.
—Bien, pero no puedes cambiarte niña sigues siendo una paciente. —Le Advirtió Menchi al ver que Hana estaba buscando su ropa.
Hana le miró aceptando el reto ya que no quería vestir la incomoda bata de hospital, no estaba acostumbrada a esa y nunca lo estaría.
