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Hana observó atentamente la pintura frente a ella perdiéndose en los colores azules, grises y verdes que le transmitían tranquilidad, pero también un sentimiento de nostalgia.
—¿Y cómo lo estás sobrellevando? ¿Regresaste a tus hobbies? —Hana dirigió su mirada a la mujer frente a ella.
En verdad detestaba estas sesiones, pero debía aparentar como si realmente le estaban funcionando.
—Bien, supongo. —Se encogió de hombros. —Me he puesto al corriente con muchos animes...—Era su forma de evitar su realidad. —Sigo sin creer que en el tiempo que no estuve Shingeki no Kyojin terminó.
La terapeuta solo suspiró ya sabiendo que no estaba siendo tomada en serio y se quito los lentes para mirarle seriamente. —Comparar tu tiempo fuera con una serie animada no es sano Hana, ya hemos hablado de esto, puedes continuar con lo que tu vida antes era, pero todos los excesos son malos, no te obsesiones con los videojuegos y series animadas, busca cosas distintas, tal vez caminatas por lugares por los que nunca has caminado, incluso tal vez regresar a la universidad, regresa a tu rutina anterior pero empieza con pequeños pasos, como los de un bebé.
Hana evito rodar los ojos ante lo dicho, no quería eso, no podía olvidar que estuvo fuera dos años y no podía recordar nada.
—Claro a pasos de un bebé. —Dijo empezando a recoger sus cosas.—Nos vemos en la próxima sesión Fumiko.
Hacia un mes que había despertado en tal hospital teniendo como únicos recuerdos los de llegar tarde a su práctica de atletismo, esos recuerdos pertenecían de hace dos años.
Después del gran chequeo médico que tuvo, los doctores dijeron que su cerebro estaba bien y ella estaba en excelente estado de salud.
Sin embargo no lograba recordar nada de los dos años que había desaparecido.
Los médicos afirmaban que se debía a que su cerebro había bloqueado todo lo sucedido por lo traumática que debió de ser su situación.
Ahora debía de asistir a estas sesiones con Fumiko, su terapeuta, para abrir estos recuerdos o al menos poder avanzar. En realidad su caso se hizo bastante famoso, extranjera que desaparece dos años y vuelve a aparecer pero con amnesia.
Los psicólogos y todas las personas relacionadas a la medicina querían estudiar su caso de cerca, no obstante agradeció a su madre quien tampoco permitiría que traumaran más a su hija.
Un enorme suspiro se escapó de sus labios y volvió a sonreír cuando se encontró con sus padres.
Sus padres se habían mudado a Japón para darle seguimiento a su desaparición y ahora vivían aquí, tenían problemas con el idioma, pero ya se han adaptado bastante bien.
Aún tienen problemas para leer pero saben bastante hablar el japonés.
—¿Lista? —Preguntó su madre Catalina desde el auto.