¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Nuevamente llegaré tarde. —Una joven de cabellera castaña corría entre la gente apresurándose para alcanzar el autobús.
Los restos de la lluvia no le ayudaban siendo que casi caía a causa de un charco de agua.
Hana al menos agradecía que los autobuses tuvieran un horario fijo en Japón, y no como en su país natal que su camión tardaba milenios en pasar o incluso ignoraba cuando hacía la señal para que parada.
Flor López, una joven que estaba cumpliendo con su sueño de estudiar en Japón, pero todos la llamaban Hana por su significado en japonés.
En estos momentos llegaba tarde a su práctica de atletismo, y es que se había desvelado viendo anime, si, era una gran fanática de estas caricaturas.
Un chico juntando diversas cosas hizo que detuviera su camino y lo ayudará a recoger sus cosas, siendo que muchas personas estaban ignorando la presencia del joven, casi como si no existiera.
—¿Estas bien? —Le preguntó Hana al chico que parecía ser un completo distraído.—Al menos tus cosas no se mojaron tanto...
Aquel joven no tenía nada de extraño sino lo único que llamaba la atención era su vestimenta, parecía tener el gran valor de salir con un estilo de ropa tan definido, algo muy gótico.
—Solo me he caído, pero estoy bien gracias...—Le agradeció el joven algo avergonzado.
—Me alegro. —Hana sonrió al joven de cabellera oscura.
La joven se levantó con una sonrisa y miró el celular en su mano, todavía tenía unos minutos para alcanzar la parada de autobús.
—Estaba buscando a una persona con tan buen corazón como tú. —Hana levantó una ceja al escuchar al joven hablándole, no sabia como tomar aquel cumplido, ¿estaba ligando con ella? —Como muestra de agradecimiento, cumpliré el deseo que invade tu corazón ahora mismo.
—¿Eh? —Preguntó confundida, bien le dijo su madre que no le hablara a desconocidos, y más si estos eran extranjeros, no sabes qué mañas tienen.—¿De que estás hablando? —Preguntó con confusión.
Más vale alejarse ahora, pensó Hana.
—Estoy seguro que estarás bien. —Le dijo el joven dándole una sonrisa que la hizo estremecer. —Eres muy inteligente Flor López.
—¿Como sabes mi nombre...? —Preguntó con sorpresa, ya estaba lista para salir corriendo.
Una luz la cegó y para cuando logró enfocar su mirada se percató que ya no estaba en aquella calle.
—¿D-donde estoy? —Se preguntó a sí misma al adaptarse a la luz de la habitación.
Era una habitación pequeña, había una mesa justo en medio con una silla y de la nada sintió que está misma bajaba, como un ascensor.
