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Camino por aquel pasillo lúgubre qué le hacía recordar a la Mansión Zoldyck, se concentro en no perderse ya que podría facilmente hacerlo.
—¿Por qué tengo que venir hasta acá...? —Se preguntó a si misma en un susurro.
Entonces la imagen de su princeso rubio favorita apareció en su mente, finalmente ella llego al final del pasillo y abrió la puerta frente a ella.
—Ku-ra-pi-ka. —Dijo con voz cantarina.
El rubio no parecía muy sorprendido de su presencia, así que finalmente despegó su mirada de la pared donde estaban los ojos de su tribú para mirarle.
Hana a pesar de su sonrisa, habia un deje de tristeza en sus ojos al ver los pares de ojos escarlatas, la culpa que el debia de sentir su amigo al ser el único sobreviviente de su clan.
La vengaza se habia vuelto lo único en su vida que le daba la razón de continuar con vida, pero tampoco debía olvidar que sus amigos tambien habian arriesgado su vida para ayudarle.
—Hana...—Kurapika miró a su amiga apenas unos minutos había leído aquel mensaje qué le había enviado. —Sí estás aquí quiere decir que Gon esta bien.
Ella asintió acercándose, ignorando los espeluznantes ojos para mirar a su amigo y entregarle una nota. —Es la posible ubicación de Gon en una horas, quiero que vayas a verlo.
Kurapika iba a negarse, sin embargo ella tono qué la castaña tenía sabía que nunca daría su brazo a torcer.
—Lo haré. —Afirmó Kurapika levantándose.
Ella se dio cuenta que ahora Kurapika era un poco más alto que ella, antes estaban caso de la misma estatura, pero el rubio parecía haber crecido en todo el tiempo que no se vieron.
Ah eso fue más fácil de lo que pensé...
—Ah-h y también te disculparas con Leorio por no contestar sus llamadas. —Ella le acusó siguiendo por detrás al Kurta.
—Tampoco vendrás conmigo, ¿Cierto? —Dedujo por la nota con la ubicación de sus amigos.
Ella asintió colocandose a su lado, tampoco esperaba que aceptará tan rápido, tomando en cuenta los ojos del clan Kurta en la posesión de Kurapika.
—Tengo que regresar a la mansión Zoldyck. —Le Explicó.—¡Eso me recuerda! ¡Tienes que venir a la boda!
—¿Ya estás completamente segura? —Preguntó mirándola de reojo. —Se que siempre te has mostrado muy segura con ello pero se que es una decisión difícil...
