regalos de boda

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Los vestidos de las damas de honor, estaban en casa, tenía que bajar a verlos para poder entregarlos, está boda era con todos los detalles, no había un detalle que a Eva o a mi madre se le escapará, Damon bajo con nosotras.

- son hermosos - el color rojo vino, resaltaba en esos largos vestidos - Eva se había colocado el suyo, un gasto tremendo para que solo lo usará un momento, ya que había dicho que luego se pondría el vestido que ella eligió.

- ¿Y bien que tal me queda?

- es muy lindo, tienen buen gusto ¿Dónde está el tuyo Bella? - mi madre puso mala cara.

- es de mala suerte ver el vestido denla novia antes del día.

- ya llegará el momento de verlo - este se giró hasta el estante donde estaban sus wiskis

- así será. Eva cariño se te ve hermoso. Todo estará maravilloso.

- si - sonreí. Damon tomaba de su vaso y nos miraba hasta que su teléfono sonó. No entendí lo que decía solo vi su sonrisa amplía.

- Bella - me miró - puedes vestirte, saldremos. Ponte un vestido por favor - mi madre lo miro.

- creo que es de mal gusto que nos dejen aquí solos, están a pocos días de la boda, no creo que sea conveniente - Damon me miro y luego a mi madre.

- una vez más, si Bella y yo salimos no tiene que ser de su incumbencia, mi prometida y yo tenemos cosas que hacer, siéntase a gusto en casa, puede hacer lo que quiera aquí - vi que mi madre iba a responder así que hable.

- ya me vestiré - este dio media vuelta y subió - mamá, no puedes decidir por Damon y por mí, tenemos cosas que hacer, por favor llévate bien con él - esta me miro de mala manera.

- está bien.

Subí hasta la habitación donde Damon estaba, era la primera vez que lo veía ver televisor, apostaba lo que fuese que no le prestaba ni la más mínima atención al programa. Abrí las puertas del armario y saqué un vestido plateado, abierto en la parte atrás y con un escote adelanté, una braga negra de encajes y zapatos a juego. Entre la ducha y me bañé, Damon no se sentía, algo pasaba con él. Al terminar la ducha me seque el cuerpo y volví a la habitación, mi bestia seguía en la cama, no me miraba, así que tome la crema y comencé a juntármela en el cuerpo, toque mi cuerpo suave y movía mis caderas tarareando una canción, la sonrisa de Damon se asomaba en su boca.

- se lo que intentas - me reí.

- solo hago lo que me pediste - este me miraba desde donde estaba - me visto - camine hasta donde él y lo bese.

- eso puede esperar un momento.

Me subí a la cama y besé a Damon, quien me alzó para quedar en sus caderas, moví un poco mis caderas mientras sentía su erección crecer abajo de mí, sus besos eran intensos, mi bestia tocaba todo mi cuerpo, de su boca salía un gemido, me levanté un poco para desatar el cinturón de Damon y ayudarlo a sacar su gran pene.

- eres divina, besos mis senos mientras entraba en mí - me encantas Bella- me acomode en él y empecé a moverme, arriba y abajo, apoye mis manos en su pecho para moverme mejor - estoy perdido por ti - cada cosa que él decía me hacía estremecer - te amo - Damon me sujeto por las caderas y empezó a moverme, sentía el calor que recorría mi cuerpo, el orgasmo estaba cerca - eres mía - me levanto sin salir de mí y me dejó bajo él, sus movimientos era rápido y fuerte como me gustaba.

- Damon - fue lo único que salió de mi boca con el grito del orgasmo, no me importaba si me escuchaban. Nuestra respiración estaba acelerada, Damon llegó llenándome de su líquido, su cara quedó entre mis senos.

 Ni tan bella Ni tan bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora