viaje II

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No estaba segura de lo que iba hacer, no estaba segura de que mundo era este en el que vivía mi jefe. Mi cabeza me decía que no entrara con él, pero mi cuerpo hacia lo contrario. Poco tiempo de conocerlo y era su puta o lo que fuese que sea.

La mano de mi jefe estaba sujeta a la mía. Camine con él a pasos débiles mientras los suyos eran fuertes y seguros. En la recepción todos nos miraban, y mi jefazo hacia como si nada hasta logre ver una sonrisa en su rostro. Subimos en el ascensor en silencio. En el 5to piso nos bajamos, la habitación del fondo era la nuestra. Tome mucho aire para pasar, una vez adentro mi jefe se quitó su Jersey.

- hablemos de la reglas - lo mire detenidamente - no te dejaras besar por ella o el, si alguna vez llega a estar un hombre en el juego. Tienes que decirme si algo no te gusta o si te duele, lo que sea Bella. En pleno juego no puedes abandonar, solo disminuimos la intensidad que haya. No hay sexo sin preservativos, las pruebas que nos hicimos ya tienen resultado. Otra cosa Bella, eres mía - sus ojos brillaron al decir eso ¿suya? Quería besarlo, pero no sabía cómo lo iba a tomar así que me quede quieta.

- ¿así que debo decir alguna palabra clave?

- ¿para qué?

- para saber cuándo parar.

- solo debes decir alto o más lento.

- muy bien ¿a quién esperamos?

- a Syla, es la chica. Ella está buscando unas cosas que le pedí ¿quieres tomar algo?

- tequila - Damon camino hasta la nevera de bebidas y sacó una botella "José Cuervo"

- esperó ese sea de tu agrado- tomo un chup y me sirvió.

- Gracias - tome todo lo que estaba en el vaso - delicioso.

- ni una sola arruga en tu cara, tenías que esperar el limón y la sal.

- es el mismo sabor.

- Bella, sé que no es el momento, pero... - la puerta de la habitación sonó - luego te digo - mi jefe se encamino a la puerta y la abrió. una mujer blanca con el cabello negro y ojos miel entro con unas bolsas en sus manos. - Bella ella es Syla - la mujer se acercó y me abrazo, su aroma era delicioso. El inconfundible olor de la CH de Carolina Herrera.

- hola Bella - su acento era francés, la mujer me dio un beso a cada lado de mis mejillas - eres más linda y más joven lo que pensaba.

- hola, un placer.

- Syla ¿cómo esta Alan?

- triste porque no fue el quien vino. He traído lo que me pediste - esta dejó la bolsa en la mesa - las sujetadoras me fueron un poco difícil de encontrar, pensé que pediría las tradicionales o las esposas - ¿de que diablos hablaban?

- gracias ¿listas?

- claro

- si - no era cierto, estaba aterrada.

- vengan, Syla ella es nueva por favor trata de ser cortes - ambos rieron.

- tranquilo. Bella, ven - camine a la cama con ella - puedes elegir si quieres que Damon sea el líder o a mi manera - mi jefe estaba cómodo con lo que pasaba.

- tienes que elegir - los mire a ambos.

- Damon, quiero que él sea el líder - mi jefe se sentó en el mueble frente a la cama.

Estaba nerviosa y Syla esa mujer que parecía de la misma edad que mi jefe, sacaba cosas de esa bolsa, un consolador rosa, un consolador de doble punta blanco, un antifaz de sueño, una paleta con cuero en la punta, un par de sujetadores de algodón (eran extraños, se parecían a unas esposas, pero estos tenían algodón y tenían una tira más larga y condones. Todo lo dejó en la cama para luego quitarse el vestido, mi jefe quito la camisa que llevaba.

 Ni tan bella Ni tan bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora