Señor Smith

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Estaba cansada de que toda la semana alguien viniera a preguntarme si yo era la señora Smith, Damon estaba trabajando en quitar ese chisme de la empresa, pero sé que muy adentro no quería. Cuando Eva se enteró, hizo un drama por ocultarle que nos habíamos casado sin decirle, cosa que no pasó. En la universidad todo iba de maravillas, hasta mi nuevo amigo era divertido y me ayudaba en todas las clases, claro está que Damon se ponía muy serio cuando me iba a buscar y lo veía cerca de mí.

Era viernes y quería salir de clases, tenía mucho trabajo en la tienda de música y aparte tenía el trabajo que necesitaba entregar para la universidad. En la tarde del viernes me encontraba esperando a Damon sola ya que mi querida amiga se había ido en su nuevo auto a una exposición. El BMW que muy seguido estaba usando mi bestia se paró casi en mis pies. Me levanté del piso donde estaba sentada y abrí la puerta del copiloto para encontrarme con unas rosas rojas y a un Damon con jean y camiseta y unos lentes negros, lo admito las bragas se me mojaron ¡Dios! Se veía tan joven. Me quede mirándolo y este solo sonreía ¡Perfecto! Estaba de muy buen humor.

- ¿no piensas subir? - dijo este mientras se quitaba los lentes.

- si - levanté las flores y me senté - ¿no estabas trabajando?

- sí, pero hoy en la tarde tu y yo haremos algo divertido señora Smith.

- no empieces ¿estas flores?

- las mando un admirador tuyo por la boda que nunca anunciamos - lo mire y este siguió su camino.

- ¿y esperas que crea eso?

- sí, lee la tarjeta. No tuve oportunidad de leerla.

- a ver - tome la tarjeta que estaba entre las rosas y mi cara fue de sorpresa.

Bella, mi querida Bella tan bella como su nombre. Pensé que conocía a Damon, pero veo que no, no descansaré hasta verte conmigo. Felicidades por la boda que sé y puedo asegurar no existe.

- me felicita por la boda que asegura que no hubo, que pensaba que te conocía, pero no era así - Damon detuvo el auto - ¿qué haces?

- dame la nota - se la entregué y el leyó - dame las flores - miré el ramo y luego a él - Bella dame las flores - su cara cambio tan rápido.

- ten - le di el ramo y este bajo el vidrio y las lanzó - era un ramo muy lindo y tuvo que costar mucho dinero - ¡oye! es lindo.

- lo sé, pero yo puedo regalarte una floristería si así lo deseas.

volvió andar el auto, guardó la tarjeta y encendió la radio. Su mirada era tan fría y distante. No sabía a dónde íbamos puesto ni el GPS estaba encendido. Me recosté del asiento y me puse a jugar con mi teléfono. Pasaron dos canciones cuando sentí la mano de Damon tocar mi muslo, no me moví y el solo la dejo allí. Mientras en la radio pasaban canciones que solo me hacían mover la cabeza el camino se volvía más largo. No sé cuánto tiempo llevábamos, pero ninguno de los dos hablo hasta que el auto se detuvo frente un parque de diversiones. Damon se bajó del auto como si fuera un niño, me bajé caminé tras él. Se veía contento y tranquilo. no aparentaba su edad ni menos que era un militar amargado.

- vamos Bella apúrate - dijo extendiendo su mano a mí.

- ¿qué hacemos aquí? - un señor mayor salió de la nada y nos miró.

- ven - este salió a saludar el señor

- hola Damon. Llegaste antes

- hola, mira ella es mi novia - lo mire y luego al señor ¿su novia? - Bella te presento a Rall es el dueño de este parque.

- mucho gusto - le di la mano.

- hola, que linda eres - dijo mientras me tomaba la mano.

- iré a los juegos, mientras tu terminas - volvió a tomar mi mano.

 Ni tan bella Ni tan bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora