propuesta

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Pues ese era mi jefe. Alguien frío y sin escrúpulos. Subí las escaleras y entre a la habitación ¿Qué coño había pasado? Había estado con mi jefe, en su casa. Si era idiota, además el me pedía que me callara como si lo fuera a decir, que loca. Estaba demente, pero, aunque quisiera no me arrepentiría de eso. Me di un baño y volví a ponerme la bata de la noche anterior, necesitaba descansar.

Me levanté de la cama de una forma rápida, no podía dormir y el estar acostada en ella me desesperaba. Eran las diez menos veinte, Salí de la habitación bajé con cuidado las escaleras para no despertar a nadie, pero para mi sorpresa mi jefazo estaba sentado en la sala con un libro y un vaso lleno de whisky. Intente volver a subir, pero este hablo;

– me gusta tu bata.

– no es mía – dije aun en las escaleras.

– mañana me encargare de regalarte varias

– no tiene que hacerlo – este dejo el libro y tomo un poco de su vaso.

Damon – ven, quiero que hablemos – mire el sillón y luego baje. Este hombre me hacía erizar la piel y descontrolaba mis sentidos – préstame mucha atención – me senté y lo miré, si algo había aprendido era a mantenerme callada cuando él decía "préstame atención" – tú tienes algo que me gusta, me agradas. No me voy a enamorar de ti, ni quiero que te hagas ilusiones. Solo quiero que tengamos sexo, no hay reproche entre nosotros, sexo, salidas y esas cosas que hacen los amigos. En la empresa yo soy tu jefe y tu mi empleada, nadie puede enterarse de lo que sucede. Esto no tendrá ventaja en nada, solo será sexo - ¿Qué? ¿me estaba proponiendo ser su puta? – quiero compartir mis juegos y mis gustos contigo, sé que eres una mujer que da lo suficiente para eso - ¿era suficiente mujer para ser una puta?

Bella - ¿quieres que sea tu puta?

Damon – sí, pero no en ese sentido. Las putas son vulgares y se acuestan con todos. Lo que yo te propongo es placer, y un amigo – no sabía que juegos eran, ni sabía porque quería aceptar estar con él. La puta de mi jefe

- ¿Cuáles son los juegos Damon? - este se acercó más a mi.

– me gusta el sadismo, el estilo swingers y soy voyeur. Todo lo sexual que te puedas imaginas Bella – cualquiera diría que es un maldito enfermo mental, pero yo... yo solo pienso en lo que sería experimentar, en cómo me moja la braga.

– no se señor Smith.

– dime Damon, mira... no invito a cualquiera a jugar conmigo. Tu eres diferente.

– nunca he hecho eso, en mi vida he tenido sexo como cuatro veces - ¿enserio le confesé eso?

- ¿con quién? – yo y mi bocota

– Ian, el muchacho del club – este tomo más de su trago – y con usted – este sonrió de lado.

– Bella, vamos piénsalo – este paso su mano por mi bata hasta llegar a subirla al muslo – me gustaría que te tocaras.

– ¿delante de usted?

– sí, hazlo – paso la mano suave y ahí estaba yo, mojada por él.

– no sé cómo hacerlo – este se sentó pegado al espaldar.

– levántate – por un momento lo dude – vamos levántate – hice lo que me pidió – levanta tu bata suave – mi jefe estaba sentado con su trago en la mano y aun con el traje de temprano - desde abajo Bella – lo mire y luego subí mi bata poco a poco desde los tobillos, lo lleve hasta mis caderas – muévete , baila – mi jefe tomo un control y encendió una música que no sabía de donde venía – baila como este ritmo – era un baile clásico con un poco de pop, moví las caderas un poco y seguí subiendo hasta quitarla por completo – muy lindos senos , tócalos un poco – pase mi mano por ellos y enseguida los pezones se endurecieron, mi jefe estaba tan tranquilo. Movía su vaso y me miraba – baja por tu abdomen - baje mis manos sin quitarle los ojos de encima, baje hasta mi vientre – quita la braga y dámela – quite mi braga lento y se la entregue – ahora túmbate encima de la mesa - me senté y luego me acosté. Mi cabeza quedaba colgada al otro extremo de la mesa – baja tus manos y pósalas en tu vagina – coloque mis manos como él me dijo – abre las piernas todo lo que puedas – sabía que me estaba mirando directamente la vagina – mueve tus dedos en círculos – mi jefe se levantó y dejo su vaso en el piso. Se agacho quedando cerca de mi seno derecho – ahora sigue moviendo tus dedos y yo jugare con tus pezones y cuando estés muy mojada vas a meter un dedo y luego otro ¿entendiste? - no lo mire solo continúe – quiero que hables, no eres mi sumisa. Solo te pido las cosas y tú puedes elegir y hablar – su mano paro en mi pecho, lo apretó, mientras que con su boca jugaba con mi pezón hasta ponerlo duro, chupo y jalo hasta dejarlo sensible. Un gemido escapo de mi – muy bien – con la mano halo mi pezón izquierdo, paso su lengua por el seno libre. Estaba mojada, horriblemente mojada – ¿estás lista?

– si – primero metí un dedo y luego otro. Se sentía también.

– más rápido – lo hice rápido y el roce tocaba mi clítoris, me sentía en el cielo. La música estaba al ritmo de mis movimientos – espera, para – escuche el pantalón de mi jefe caer al piso para luego sentir el caminar de Damon hasta mis muslos y levantarme por mis nalgas – voy a entrar en ti y quiero que te muevas rápido – este me dejo deslizarme hasta estar dentro de mí. Sentía que su pene me llegaba más allá de los ovarios. Me levanté un poco y empecé a moverme. Esa fuerza que tenía no era normal, quería soltar el gemido, pero quería más, mordí su hombro casi desnudo y este gruño – quiero ese orgasmo – lo libere. Lo necesitaba. Me deje llevar junto a él – te voy a bajar.

– espera, no siento las piernas.

– poco a poco – me bajo mientras me sostenía por los hombros. Mire su abdomen desnudo el cual estaba muy bien marcado – quiero que te quedes desnuda ¿quieres?

– quiero ponerme tu camisa – mi jefe me miro y luego se terminó de quitar la camisa quedando desnudo por completo. No fue por mucho se colocó su bóxer y su pantalón, pero antes se quitó el condón, fue como la primera vez no sabía cuándo sucedió eso.

– si aceptas mi propuesta el lunes, ira alguien hacerte los exámenes. Quiero saber si estás bien – que idiota.

– estoy bien y no tengo enfermedad, también tengo un aparatito en mi brazo anticonceptivo.

– te creo, pero como me lo harán a mi, yo quiero que te lo hagan a ti ¿tendrías problema?

– no, pero no he aceptado.

– lo sé, piénsalo.

Camine a la cocina y tome un poco de agua para subir a la habitación. Pero mi jefe subió conmigo invitándome a su habitación, no quería, aun no estaba segura de lo que estaba pasando. Así que opte por ir a la otra habitación para descansar. Tendría mucho que pensar.

 Ni tan bella Ni tan bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora