Pidiendo tregua

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Ya ha pasado una semana y no sé nada de Bella, Eva iría esta tarde a casa de ella, la nueva secretaria que tenían era un asco con todo y papeles. Por la noche busque a mi hermana en casa de Bella, de alguna manera necesitaba verla.

- hola - dijo al subirse

- hola ¿qué hicieron?

- ayudamos a la mama de Bella hacer una tarta de limón, es deliciosa.

- ¿hace cuánto llegaron los padres de ella?

- hace días, pero se volverán a ir. Al parecer al padre de Bella le ofrecieron un trabajo allá y así podrán cuidar a la abuela - Bella no puede irse.

- ¿ella se va?

- no, la universidad comenzará y ella está trabajando

- ¿harán algo mañana?

- nos íbamos a reunir en la piscina, pero creo que Dylan quiere salir con Bella - eso no pasará.

- ¿si quieres puedes decirles a tus amigas y vamos a lanzarnos en benji? - Eva me miro muy sorprendida- no me mires así, podemos pasar un fin distinto.

- ¿de verdad?

- marca el número de Bella y me lo pasas.

- yo mejor hablo con ella.

- hazlo que te dije.

- voy- este marco y el teléfono empezó a pitar.

- ¿qué te ha dicho la bestia? - Eva miro al teléfono que estaba en alta voz.

- creo que no tengo nada que decirle ¿o sí? - se escuchó el silencio por un momento.

- ¿qué quiere señor Smith?

- hace tiempo compre unos paquetes para hacer deportes extremos, no me gustaría que se perdieran.

- haga una obra de caridad y regálelos.

- su pasaje sigue aquí. Eva me comento que se reunirían con Amanda en una piscina - la otra amiga de ella era esa chica.

- si así es, pero como usted es tan - se quedó callada - no sabíamos si la dejaría ir.

- le estoy ofreciendo algo mejor, un fin de semana distinto. No pagaran nada

- no lo sé, tendré que hablar con Amanda.

- saldremos a las siete mañana.

- llamare a Eva, adiós.

Esta niña estaba muy grosera y rebelde, volví a casa e hice varias llamadas a Canadá todo estaba bajo control. La amenaza que había llegado a la empresa era sólo un chantaje de uno de los empleados. Luttier regresaría esta noche con esos informes.

Como a las diez Eva entro a el despacho, se veía contenta. Nunca la veía sonreír tanto como esta vez, tenía amigas reales y esas falsas que buscaban lo que ella tenía o buscaban estar cerca de mí. Como si la belleza sin inteligencia las llevaría lejos.

- las chicas dijeron que sí. Les dije que las iríamos a buscar.

- así es. Arregla una maleta, regresamos el lunes después del almuerzo.

- ¿llevó bañador?

- sí y ropa deportiva.

- gracias por esto, aunque sé que es por verla a ella.

- y por verte feliz.

- gracias capitán - mi hermana se paró firme y me sonrió - te quiero.

- yo también pequeña - este camino hasta donde estaba y me abrazo - ve a descansar. Mañana saldremos antes que el sol.

- hasta mañana.

- hasta mañana.

 Ni tan bella Ni tan bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora