El camino a la colmena era largo, pero nada me importaba más que saber quién mando los chocolates. Una parte de mi creía la versión de Bella, donde Dylan no era culpable, nunca le he dado motivos y a decir verdad lo conocía muy poco. Por otro lado, estaba Daniell si había puesto mi empresa como garantía haría lo que fuese por conseguirla, de mi pasado pocos enemigos quedaban.
Recuerdo la primera vez que pisé la colmena, mi padre me había llevado allí cuando empecé mi carrera militar, lo usaban para interrogatorios. Unos años después, cuando comencé con las armas, mi padre y yo compramos el lugar e hicimos un centro de entrenamiento, pero aún seguía ese espacio donde los interrogatorios era ocultos. Baje del auto cuando llegue, en la entrada me esperaban dos hombres de seguridad, ambos me miraron antes de abrir. Los pasillos se me hicieron largos, aun cuando conocía el lugar como la palma de mi mano. La puerta de acero estaba abierta y escuchaba una que otras voces, pero pude identificar la de Dylan.
- ¡Por favor! - lloraba - no me mantén ¿Quieren dinero? No tengo mucho, pero puedo conseguir - entre y todos allí me miraron - ¿Quiénes son? - Dylan tenía un saco en su cara, que no le permitía ver.
- hola Dylan- dije mientras caminaba a el - siento mucho el cómo te han traído aquí - quite el saco, este me miraba confundido - verás, necesito hacerte unas preguntas. MI intención no es hacerte nada.
- ¿Damon? ¿Porque estoy aquí? ¿Es por Bella? - este no dejaba de mirarme - te juro que no la he tocado.
- sé que no la tocarás, no eres suficiente para ella - me senté en la silla del frente - la cuestión es que, llegó un paquete a mi empresa con tu nombre - miré a Luttier - chocolates siendo específico - Luttier me entró la caja y la nota - ¿Ves? - se la mostré.
- nunca he mandado nada, tengo mucho tiempo que no se de ella, desde que supe del compromiso me aleje - su mirada estaba desorientada.
Damon - pero, el paquete tiene tu nombre.
Dylan - no fui yo, debes creerme - el sudor corría por toda su cara - ¿Todo por unos chocolates? - el tono sarcástico de su voz me hizo enfurecer. Me levanté y golpeé su cara, de su labio salía sangre a un costado.
Damon - ¿Crees que estuvieras aquí si fuese por unos simples chocolates? ¿Crees que perdería mi tiempo en ti? - volví a golpearlo - mi único interés en ti esta cuando piensas que puedes estar cerca de Bella - la nariz sangraba junto a su boca - estaban envenenados.
Dylan - Damon te juro que no envié nada. Valoro y respeto a Bella - sonreí - no haría nada para lastimarla, la quiero Damon - malas palabras escogió para defenderse - volví a golpearlo, una y otra vez. Dylan cayó justo con la silla donde se encontraba.
Damon - ¡levántenlo! - Luttier hizo señas para que los otros levantarán a el chico.
Dylan - puedes matarme Damon, pero solo lograrás que Bella te odie, hemos formado un vínculo - ¡Maldición! Sabía que Bella lo quería - no fui yo quien lo hice. - lo quería matar, lo odiaba.
- Damon - gire a verlo - por favor, para. Antes que llegarás lo interrogamos y no conseguimos nada, siempre dio la misma respuesta - era la primera vez que Luttier interrumpía una orden directa.
- ¡Maldito seas! - gruñí y golpeé la silla cercana.
- las cámaras de la empresa no muestran a Dylan por ningún lado. - este camino hasta mí y puso su mano en mi hombro - no hagas nada que pueda alterar tu futuro con Bella, vuelve al hospital ella te necesita - sabía que Luttier había usado algunos métodos de interrogación.
- bien. Me iré, pero no lo dejen irse, hasta que Bella este a salvo.
- bien.
Salí de allí, directo al hospital. Nada importaba más que Bella, tras de mí dos autos salieron. Odiaba que me escoltaran, si había alguien que podía defenderse era yo. ¿Cómo no me había dado cuenta de las actitudes de Daniell? Antes en mi vida no existía nadie importante, Eva formaba parte de mi vida, pero siempre tuvo límites, sin embargo, Bella había alterado de manera notoria mi mundo. ¿Enamorado? ¿Perdido? ¿Yo? Un hombre tan estricto, con mil demonios y ni un ángel, había conocido el amor en manos de una niña.
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Ni tan bella Ni tan bestia
Romantizmsexo explicito y mucha diversión. Dos edades distintas, dos caracteres distintos, dos personas distintas y algo en común, el deseo del uno por el otro. El un hombre frío y muy sincero, capaz de hacer que cualquier mujer haga su santa voluntad d, lo...