Sin treguas

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Todas las mujeres entraban y salían de ese lugar con hombres a su lado, esto era igual o peor que lo que vivía todas las noches en mi infancia. Luttier me miraba y yo a él, en todo el lugar no estaba Bella. Mire a la barra y allí apareció ella con unos vaqueros ajustados, una camisa color verde de descote y de flecos en forma de V, le quedaba alucinante, su cabello estaba recogido en forma caída por una trenza. Se veía hermosa, no íbamos a interponernos en su trabajo solo quería saber qué hacía, ofrecerle algo mejor y si era posible abrir un club solo para que ella baile. Me senté en la mesa más alejada junto a Luttier el cual estaba tenso mirando a Bella. Mi chica estaba distraída mirando los vasos que limpiaba, un hombre de unos cuarentas se acercó con el vaso vacío, Bella lo miro y sonrió para luego llenarle el vaso. No me cansaba de mirarla, varias chicas subieron a la tarima casi sin ropa y bailaron, todos los hombres gritaban como locos, pero yo solo tenía ojos para ella, la cual desapareció de mi vista y llegó a parar en na tarima con dos chicas más. Llevaba una falda corta y un brassier de lentejuela plateado, tacones a juego y había soltado su cabello. Las miradas se posaron en ella. La música era un rotundo eco con vibraciones, todas las chicas bailaban, pero Bella sobre salía, un chico se acercó tomándola por la cintura y bailándola, mi acompañante me miró ¿pararnos y acabar con esto o quedarnos y respirar? Una decisión ruda. Pero ya ella me odiaba lo suficiente y quería acercarla no que se fuera, además el chico aún no había bajado sus manos. El baile termino y ella bajo, volvió a lo mismo y luego otro baile. Uno más y su tiempo había acabado, me quedé hasta que la vi subir al auto y llegar a su casa, Luttier era igual que yo así que decidió seguirla hasta verla entrar a su casa.

Al día siguiente en la tarde pase por la tienda de música donde estaba mi chica cantando una canción en voz alta, tenía unos audífonos puesto. No me vio sólo siguió acomodando los discos en su lugar, el nuevo jefe se acercó a ella con un café en la mano y se lo ofreció, esta se quitó el audífono derecho y hablo con él, no escuchaba casi solo escuche el decir -"te esperó a las cuatro, esperó te guste el cine"- oh no señor Dylan, nada de cines, ya me encargare yo de que no se vean. Me di media vuelta y me fui a casa. Eva estaba sentada en la sala con un tazón de palomitas de maíz me recordó a Bella.

- hola - esta me miro - vi tus notas, felicidades - esta seguía mirándome - me preguntaba ¿si querías ir al cine o a otro lugar?

- ¿tú al cine?

- no, puedes ir con tus amigas - esta abrió los ojos - puedo confiar en ti.

- ¿de verdad? - se levantó mientras me miraba.

- sí - esta tomó su teléfono y corrió a su cuarto. Veinte minutos después bajo.

- me costó muchísimo convencer a Bella - muy bien Eva te mereces mil salidas con ellas - a la final le rogué un mundo, pero acepto. Ves es buena amiga dejó de salir con su jefe nuevo por mí.

- Eva, ¿se puede saber porque no me dijiste lo de la renuncia?

- no era mi asunto, sino la quieres escuchar ella tendrá que hacer su mundo.

- mejor vete antes que me arrepienta.

- si adiós, papa me hizo un depósito a mi cuenta - mi padre siempre hacia eso con ella.

- bien, te estaré llamando.

- si - me lanzo un beso y se fue.

Ahora sí, el juego comienza. Nadie que no fuera yo saldría con mi chica, admito que fui un idiota, pero me vale madre. Buscaría mi tregua aunque fuera lo último que hiciera.

Cuatro horas después...

Luttier no podía ir a buscar a Eva ya que estaba haciendo otras cosas, tome el BMW para ir por ella. Bella y mi hermana estaban sentadas en las bancas de afuera del cine, se reían mucho toque la bocina y Eva se levantó enseguida, baje el vidrio y Bella se puso muy seria. Me odiaba.

- si quieres puedo esperar que tomes un taxi.

- o puedo llevarte - dije mirando a Bella.

- prefiero ir en burro que estar cerca de usted - Eva me miro, pero mi mirada estaba puesta en Bella.

- ya sabemos lo que paso la última vez que usted dijo eso señorita Adams. Termine rescatándola.

- tengo el número de la policía. Así que váyase tranquilo.

- no sería molestia - esta me miro desafiante.

- mire señor Smith váyase al mismísimo diablo, prefiero que mil hombres me violen y que con gusto me digan puta a estar un minuto con usted - Eva sonrió, sé que ella disfrutaba de eso.

- eso no pasará.

- claro que no, yo sé que los vagabundos son más fieles y menos déspota que las bestias adineradas, ahora si me disculpa - se giró a ver a Eva - espero verte pronto - la abrazo, me divertí mucho.

- yo también, cuídate - mi hermana subió al auto y Bella paro al taxi que estaba atrás - creo que no te darán tregua hermanito.

- cállate.

Escuché la risa de mi hermana y puse andar el auto. Esto no se queda así, jugaré con todo lo que tengo.

 Ni tan bella Ni tan bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora