fin del viaje

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- ven aquí - se sentó en la cama- tengo que hablar contigo- seguía con la toalla en mi cuerpo y el pelo húmedo.

- espero me ruegue - me senté frente a él con las piernas cruzadas - te escucho - mi bestia llevaba una toalla en sus caderas y su cabello goteaba agua.

-primero, lo siento. No debí llamarte regalada, ni menos creer que tenías algo con Daniell. Me dejé llevar por lo que vi a primera vista, no debí decir nada de esas cosas. Correrte de mi casa no fue una gran idea. Realmente lo siento - sus ojos claros penetraban los míos - ¿me disculpas?

- ¿por qué no me escuchaste?

nunca lo hago, la ira me ciega muchas veces. Siento a ver dicho que no eras buena influencia para Eva. Lo siento por todo - sé que puede disculparse mejor.

- ¿por qué siempre estábamos en los mismos lugares?

- mande a Luttier a investigar - ¿qué mierda?

- no puedes ser tan enfermo.

- lo sé, pero quería saber todo de ti. Te extrañaba - me lo como.

- promete que nunca me vas a investigar - miro sus manos.

- no, no puedo prometerlo. Si no sé cómo estás lo haré.

- ¿sabías como estaba?

- no mucho, sé que lloraste, pero seguiste con tu vida. Eva no me contaba mucho. Lo siento de verdad, prometo confiar en ti, escucharte, ser más tolerable.

- no sé si disculparte.

- puedes pensarlo- este miro mis piernas - ¿estuviste con Dylan? - lo miré, tenía que sufrir un poco - responde.

- ¿para qué quieres saber? - sus manos se posaron en mis muslos.

- eres mía Bella, nadie más puede tocarte - y enhorabuena apareció Mr.Terrenal - responde.

- averígualo - sus manos subieron por mis caras internas de los muslos, su cara se acercó a mi pierna derecha dando besos a su paso hasta llegar donde estaba su mano izquierda. Dio un beso y quito la toalla. Estaba desnuda, no me importaba, con él perdí la vergüenza. Su boca paro en mi vientre y sus manos recorrían mis piernas, su lengua milagrosa bajo hasta mi monte de venus haciéndose paso entre mi ranura, su mano derecha tocaba mi vagina y mientras que su lengua jugaba a dar lengüetas en mi clítoris sus dedos entraban y salían de mí.

- ¿Dylan te hizo eso? - me miraba mientras sus dedos seguían con su trabajo - responde- hundió más sus dedos y yo solté un gemido - ¿y esto? - paso su lengua por mis pezones primero uno y luego el otro, el izquierdo fue víctima de sus mordidas. Un orgasmo llegó, pero Damon, no paró. Uno, dos, tres... No sé cuántos orgasmos tuve. La boca, la lengua, sus manos todo él era un maldito Dios sexual - imagino que fueron varios orgasmos que te dio - se acercó a mí y me penetró, fuerte y profundo como me gusta. Gritos, gemidos y una cantidad de palabras que ni yo entendía salían de mi boca. Más fuerte y más profundo, las piernas me temblaban. Sus brazos hicieron fuerza para levantarme haciendo que girara, mi cabeza estaba encima de la cama y mis nalgas rebotaban en la pelvis de mi bestia. Sus manos caían en mi trasero como latigazos cada vez que me daba una nalgada- Dylan tuvo que hacer esto ¿verdad? - su mano bajó hasta mi vagina y apretaba mi clítoris. No sé si estaba en el cielo o en el infierno. Me volvió a girar, sus ojos brillaban. Abrió mis piernas sin salir de mí, seguía entrando y saliendo, se apoyaba de mis piernas en sus estocadas. Otro orgasmo, una estocada más profunda y sentí ese líquido caliente recorrer mis entrañas - espero haya sido como en el polvo de Dylan.

- Da ...- no podía hablar estaba extasiada.

- tranquila pequeña, sé que si llego a tocarte no fue nada para ti - salió de mi - descansa - se acostó a mi lado - te despertaré para comer.

 Ni tan bella Ni tan bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora