ya pronto nos iremos

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Este día hacía tanto frío, desde la ventana se notaba un poco de neblina, era temprano, muy temprano en la mañana. No podía dormir así que me levanté por un café, todo esto me estaba por volver loca. Todo parecía que volvería a la normalidad, Alic se había vuelto un poco más cercana a la casa, andaba por los pasillos y en pocas ocasiones se le veía sonreír, Eva quien al principio dudaba ahora la amaba. estas últimas semanas habían unido a esta familia, mis padres poco se comunicaban conmigo y estaba bien, respetaba su decisión.

Ya pronto sería diciembre, no quería pasar aquí estos días, quería ir a mi casa esa que Damon compro para mí y que ahora tendría un nuevo integrante. Esperaba que todo volviera hacer como antes y que las cosas del pasado se quedarán allí, en el pasado.

el sol comenzaba asomarse y con ello los guardaespaldas que de seguro llevaban tiempo allí se veían más. Los pasos firmes de mi bestia se sentían en la lejanía, se paró un momento en la habitación de Alic y con cuidado cerró la puerta, Damon la iba a proteger tanto o más que al resto de la familia, se veía en ella, su historia era parecida pero más trágica y sin tantas oportunidades, en unos años ella no recordará nada, su mente se llenará de recuerdos bonitos junto a nosotros y sé que nadie de su pasado volverá a buscarla. La mano de Damon paso por mis hombros, eché un poco la cabeza atrás y allí estaba él, el hombre que más amaba, mi presente y mi futuro.

- Hola - dijo. Llevaba su pecho desnudo y unos shorts deportivos que lo favorecían.

-hola - sonreí - Creo que te has quedado dormido - Damon se levantaba primero que todos.

-volvamos a la cama ¿sí? - esa cara, esa cara que no rompería un plato y esos ojos claro que te prometían llevarte al cielo - ven - estiró su brazo - vamos - sonreí y me levanté del mueble dejando la taza en la mesa del centro. Caminé tras él hasta nuestra habitación - mi cama siempre te extraña cuando no estás - me tomo de la cintura pegándome al él. Sentí su erección rozar mí pierna y allí todo fue el fin. lo besé, lo besé con la misma intensidad que el primer día, lo besé como si no existiera mañana. Damon era mi vida entera, sus manos se deslizaban por mi cuerpo, quitó mi camiseta y el pantalón corto que llevaba. sus ojos claros se clavaron en los míos, él lo era todo. Era mi todo.

me besó con esa intensidad que solo él tenía, acaricio mi cuerpo que siendo sinceros era toda suya. Me tocó y besó, y me masturbo tantas veces que las piernas me temblaban. Giré sobre mis talones para quedar frente al espejo, la cara de Damon era un poema, le encantaba verme disfrutar, entro en mi tan lento que sentí un orgasmo. Paso su mano por mi cabello enredándolo en ella y lo haló. Apoyé mis manos en la pared sin dejar de verlo, las estocadas de Damon se volvieron cada vez más fuertes. mi nombre en sus labios se vino, así como él. Sabía que Damon no descansaría hasta embarazarme y la verdad no sabía si era el momento.

- Anoche estuve hablando con Terry sobre salir de aquí - quizás a Alic le hará bien - esa idea me encantaba - podrás estar en casa - salió de mi sin dejar de mirarme - pero estaremos en la casa vieja, por seguridad.

- de acuerdo - se sentó en la cama - ¿podré decorar la casa de navidad? - la sonrisa de mi bestia creció.

- desde luego, puedes hacer lo que quieras, eso ayudar a la niña. poco a poco volveremos a nuestra vida normal, lo prometo.

-Damon, quiero pedirte algo - este me miró con algo de extrañeza.

-dime - lo miré y me senté.

- quiero volver a viajar, quiero despejar la mente. recuerdas el viaje de reconciliación - sonrió - ¿podemos hacerlo?

- sí, un viaje familiar. Pero dejemos pasen estos días ¿vale? - asentí.

Nos acostamos un rato más, hablamos de tantas tonterías, en este momento no parecía que cargará con tantos problemas. el solo podía notarse por nuestra ventana, unos pasos rápidos se sintieron en la casa, aún era temprano y nunca escuchábamos esos pasos. Ambos nos levantamos y vestimos para salir a la sala, un rastro de cereal quedó en el piso, nos miramos y caminamos a la cocina y si, una pequeña Reguera de cereal multicolor estaba en el mesón y la silla fuera de su lugar.

- ¿crees que Alic lo hizo? - pregunto Damon confundido.

-puede ser, vamos a comprobarlo - ambos reímos, era una niña pequeña. Aunque el cereal estaba en el mesón para que ella pudiera mostrarlo si quería. Caminamos hasta si habitación y abrimos la puerta con cuidado para encontrarnos con Alic en pijama comiendo cereal, cuando nos vio trato de esconderlos.

-no, no lo escondas - dijo Damon sentándose con ella - son tuyos, puedes comer lo que quieras - ella lo miro - nosotros los compramos para ti - destapó la taza con cereal - cómelos.

- Alic, todo lo que está aquí también es tuyo - dije sentándome junto a ellos - ¿quieres desayunar? - sus ojos claros me miraron y asintió - ¿panqueques? - negó - huevos - negó - emparedado - asintió sonriendo - bien, vamos a la cocina - me levanté del suelo - si lo pides puedes tener muchas cosas ¿vale? - volvió asentir y se levantó junto a Damon.

todos caminamos hasta la cocina, este ambiente familiar me encantaba, me encantaba ser quien los atendiera, aunque fuese por un momento, Luz ya estaba en la cocina preparando unos huevos y a Eva viendo una revista. al vernos ambas sonrieron, probablemente ya Eva entendía que Alic era parte de nosotros y que ella necesitaba un hogar. Comencé hacer un emparedado para Alic mientras Damon tomaba café, esto me encantaba, era mi familia. Era mejor de lo que pensé. Pronto volveríamos a nuestra casa y todo comenzaría a llevar su ritmo.

 Ni tan bella Ni tan bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora