La Bella y la Bestia

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Era un crío asustado, un niño de ojos claros y cabello negro. Corría por una calle llorando, pidiendo ayuda y aunque quisiera ayudarlo no me lo permitía, algo me sujetaba. Veía ese niño comer basura, pasear en el mundo de las prostitutas llevando golpes. Estaba asustado, quería abrazarlo, cuidarlo. Alguien corría detrás de él para lastimarlo ¿cómo le gritaba que corriera? No podía hablar. Un fuerte disparo se oyó cerca del niño y fue el fin, todo estaba negro.

Desperté de golpe buscando con la mirada a Damon, el cual dormía plácidamente del otro lado de mi cama. Una pulsada de dolor recorrió mi cuerpo, maldición ¿cómo podía un niño sufrir tanto? Quería abrazarlo, pero sentía miedo. Me levanté de la cama para buscar un vaso de agua, volví al cuarto tomé mi teléfono y le hice una foto. Quería guardar ese recuerdo de verlo tan tranquilo. Miré el reloj ya eran las seis, volví a la cocina para hacer algo de café. Al rato bajo mi jefe solo con su pantalón.

- cuando duermo contigo despierto tarde - se le veía tranquilo y condenadamente sexy.

- buenos días ¿café?

- sin azúcar.

- deberías suspender el día de trabajo hoy - le entregue la taza - no quiero trabajar - era cierto Estaba cansada.

- cuidado te escucha el jefe, te puede despedir - me sonrió.

- es un viejo cascarrabias, le tendré que buscar una mujer.

- creo que no sería mala idea. Pero que sea después se hoy.

- así no funciona.

- hay una reunión importante, debes de ir. Tu jefe ya me llamo - hoy estaba divertido.

- tendré que ir a vestirme.

- yo igual- este saco de su bolsillo la llave de su auto - buscare la ropa en el auto - salió de la casa. Yo comencé hacer el desayuno - huele bien - me sobre salte a escuchar la voz de Damon.

- es solo tocino y algo de vegetales

- ¿dónde aprendiste a cocinar?

- con la abuela - coloque pan en la tostadora y lance unos huevos al sartén.

- te esperare para ducharnos.

Termine la comida y subimos a ducharnos, ya me estaba acostumbrando a esto. Una vez listos comimos y nos fuimos a la empresa. Ninguno de los empleados había llegado aún. Damon me mando a llamar a su oficina. Al entrar lo vi hablando por teléfono cuando me vio sonrió.

- espera Frank - colocó el alta voz - continua.

** - debe llevar ropa cómoda, nada de tacones - decía una voz por el teléfono - ¿de verdad una mujer hará eso? No son del tipo con las que sales, todas son unas estiradas.

Damon - esta es diferente - que alguien me explique - Frank dile hola a la señorita Adams.

- hola ¿eres tú la que va hacer esas cosas?

- hola ¿qué cosas?

- ya le diré yo. Hablamos luego amigo - ambos colgaron - bien, he hecho una reservación para un fin de semana, aprenderá a montarte en una moto - ya eso lo sabía - a lanzarte de un paracaídas - eso no lo sabía - a lanzarte des un puente sostenía de una cuerda - bungee, que emocionante - y haremos escala.

- ¿de verdad? Que emoción

- el fin de semana será, Eva vendrá con nosotros. Pero para el próximo fin solo seremos tu y yo en Colorados - esquiaremos.

- ¿esquí?

- así es - quería brincar, camine hasta él y lo bese - veo que te gusto la sorpresa.

- sí, gracias. Gracias. Me encantará lanzarme sola por primera vez.

 Ni tan bella Ni tan bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora