Todos los días era lo mismo, veía en que andaba Bella y siempre me tropezaba con el bastardo de Dylan, varias veces veía a Bella almorzando con él, yo sabía que pasaba en la cabeza de ese idiota. Gracias a Dios Bella no tenía que usar falda ni nada de eso. Esa mujer cuando se vestía sexy levantaba hasta un muerto, aunque tan sencilla como estaba seguía estando hermosa. El viernes por la tarde Luttier entro a mi despacho.
- señor, creo que no le gustara esto - saco unas hojas de una carpeta - son las conversaciones de la señorita Adams con Dylan - tome las hojas. Recuerdo decirle a Luttier que todo sería más fácil si supiera lo que Bella habla con él por su teléfono y él respondió "se puede señor" desde ese día hemos visto lo que ellos hablan - esta noche se verán- me molestaba lo cortes que era este, solo se la quería llevar a la cama - a las nueve en la Italianísima - ese era un restaurante de comida italiana nuevo.
- Luttier llama a Andrea - Andrea era la chica que trabaja como secretaria del segundo piso y era un polvo fácil - llévale un vestido lindo, vamos a jugar hoy - este río sabía que no le gustaba nada ese amiguito de Bella.
Lutier salió de mi despacho mire el reloj y ya eran las seis, aunque Andrea no le daba ni por los pies a Bella, tenía un gemido agradable y una boca muy sucia, quien quita y hasta un polvo le regalo. Mierda... No me llegaba ni una sola puta imagen pervertida con esa chica todo era Bella. Me levante de mi silla y subí a ver que me pondría, pase por la sala donde estaba Eva hablando por teléfono cuando me vio se puso seria, actitud sospechosa de que era con un chico, la mire y ella bajo la mirada, por hoy la dejaría pasar.
Abrí mi armario a ver que traje me pondría, opte por un traje negro con una camisa blanca y una corbata azul rey, me quite la barba que me tiraba unos años encima. A las ocho ya me encontraba listo y Luttier estaba listo para ir a recoger a Andrea, al llegar la chica estaba parada en la puerta con un vestido negro corto con los hombros descubierto, tacones mostaza el cabello suelto. A pesar de verse linda no provocaba morbo. Luttier abrió la puerta para que ella entrara.
- señor Smith - dijo cuando entró - una gran sorpresa, gracias por el vestido.
- de nada, esto es igual que siempre - esta asintió - vamos a comer y luego pues ya sabes que tal vez haya sexo.
- claro, como órdene.
Ella era una mujer de pocas palabras solo decía sí o no, eso siempre me había gustado con las mujeres, pero desde que conocía Bella todo había cambiado, yo decía no y ella sí. Siempre era lo contrario. Cuando llegamos al restauran busque rápido un camarero.
** - ¿en qué puedo ayudarlos estas noches?
- dos cosas. La primera necesito una mesa y la segunda es que sea cerca de un joven llamado Dylan Meyer - el joven me miro - es que está saliendo con mi hermana menor y quiero ver si la engaña - aún más confundido, ni yo sabía porque dije eso - una propina de 100$ estaría bien - los ojos del hombre se desorbitaron
**- deme un momento - lo vi caminando y ver un cuaderno para regresar a nosotros - sígame - tomé a Andrea de la mano, el hombre nos llevó por un pasillo, restaurante de mal gusto. Al final del pasillo estaba Bella con Dylan, ella llevaba un vestido marrón mulato y el cabello lo tenía sobre caído en una coleta. Se veía reír, odiaba esa cercanía que tenían. Camine con todo descaro para que me vieran. Cosa que así fue, la mirada de ella se congelo y el solo puso cara de mala leche. Me senté como si no hubiera visto nada, Bella sonrió y volvió a su conversación. Muy bien, quería jugar yo también. Hable con Andrea, aunque no era muy inteligente, Bella entrelazaba los dedos con los del. - señorita Adams, quiere jugar- ella me miraba y le sonreía a él, Dylan le hablaba al oído y se reían me estaba dando mucha molestia.
Le di un beso a Andrea cerca de la boca y la cara de Bella fue un poema, no sé lo que le dijo ella a él, pero sí sé que Dylan pidió la cuenta y al pagarla ambos se levantaron de la mesa agarrados de mano, Bella me miro y me guiño un ojo. Maldita sea... Pedí la cuenta y al pagarla tome a la chica de la mano y la arrastre prácticamente al auto le pedí a Luttier que me llevara al Hilton. bajamos y pedí una habitación ejecutiva, estando adentro le di una follada de lujo, sé que Andrea estaba satisfecha, pero yo no. Cada vez que pensaba en lo que Bella podía estar haciendo con ese idiota me daba más ira. Ella era mía. Solo mía.
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Ni tan bella Ni tan bestia
Romancesexo explicito y mucha diversión. Dos edades distintas, dos caracteres distintos, dos personas distintas y algo en común, el deseo del uno por el otro. El un hombre frío y muy sincero, capaz de hacer que cualquier mujer haga su santa voluntad d, lo...