Mamá, ¿te gustan los italianos?

04: la patata nariz.

Es probablemente que esté yendo a la facultad con resaca.
Dejo mis cosas sobre la mesa que Laia ha cogido y donde engulle una tostada. Al ver mi cara me regala una risa burlona, parece que esta de buen humor, eso o voy a ser motivo de sus burlas.
Mejor si nos quedamos con lo segundo.

- Elisa va por ahí diciendo que te has follado al italiano. - ¿Qué he hecho que cosa y no me he enterado? - Os vio salir del baño de chicos.

- Bueno, eso es cierto - llevo mis manos a la cabeza intentando que el dolor se pase, pero parece ser que el paracetamol no va a hacer efecto. Laia detiene la mordida a su tostada.

- ¿Cómo que eso es cierto? Lo de que te lo has follado o lo otro - dice seria.

- La palabra follar es muy fea - hago una mueca y mi amiga golpea mi brazo con fuerza para que le conteste. - Eres una bestia - me rasco la zona golpeada. - No he mantenido relaciones sexuales con ningún ser de mi género opuesto. - Vale, si, lo estoy diciendo así para hacer la broma. - Si me vio salir del baño pero porque estaba ayudando al italiano.

- ¿Ayudarle con algún problema con el interior de su bragueta? - alzo una ceja. Levanta las manos a modo disculpa y me indica que continúe.

- Unos chicos le tiraron chocolate y le ayude a limpiarse, por eso estábamos en el baño - susurro porque el dolor de cabeza ha aumentado. - Y tras ayudarle nos pusimos a beber, no hay más y por eso estoy tan hecha mierda. La edad no perdona.

- Pues amiga mía, Elisa se ha encargado de difundir el rumor de que habéis practicado el tener hijos en los baños - ambas reímos por su juego de palabras.

- Bueno, es Elisa, no me sorprende que haga esas cosas. Si por ella fuese, al parecer he estado con ambos géneros de toda la facultad - bufo.

Veo a los italianos en el campus hablando animadamente. Espero que ese rumor no rompa la amistad de dos días que hemos conseguido crear. Vic y Thomas me saludan de lejos muy efusivo, Ethan golpea al señor esculpido por los mismísimos dioses, para después ellos dos también saludarme. Me cae bien el chico pelazo.

Les devuelvo el saludo a los cuatro para finalmente atender a mi mejor amiga la cual estaba hablándome, pero sinceramente no he escuchado nada.

- Me estás babeando la tostada - se queja mientras golpea mi brazo y este cae para al lado contrario y mi rostro cae de lleno contra la mesa.

- Su Puta madre - me quejo agarrándome la nariz. - ¿¡ERES TONTA!? - Grito llamando la atención de todo el mundo. Noto como por mi mano cae algo líquido, miro y veo como esta se está llenando de chorreones de sangre. Laia me mira sorprendida ya que no esperaba que el golpe fuese para tanto. Corriendo me separo de la mesa, coloco la cabeza entre mis piernas manteniéndome sentada y presiono mi nariz. - Hazme un favor y consígueme papel. - Gruño mientras noto como la gente se acerca. No hay cosa que más odio que la gente cotilla, ¿y lo peor? Que soy una de ellas.

Ahora con razón me va a doler la cabeza y espero no haberme partido la nariz, porque el dolor y el sangrado me indica que así podría ser.

- Apartaos y dejadla respirar - escucho caer a mi lado una mochila y bueno, ese acento es inconfundible. - ¿No hay ningún botiquín cerca? - le pregunta a la camarera que ha decidido salir a ver quién está montando el numerito a las ocho de la mañana.

- Ya he mandado a Laia a por papel - susurro como puedo pero no es agradable que gotas de sangre se introduzcan en mi boca.

Y como si la hubiese invocado, puedo escuchar a mi mejor amiga chillando a la gente para que le dejen pasar. En cuanto llega a mi lado el italiano se agacha y me pide que levante levemente la cabeza. Obviamente abro aún más las piernas, pero no mal penséis, no quiero que los jeans se ensucien.