16: emoji carita dramatica

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- Eres imbécil - murmuro muerta de la vergüenza.

- Probablemente, no te lo voy a negar.

- Sigo enfadada, que lo sepas - me cruzo de brazos y se acerca peligrosamente a mi. - Si me invitas a comer quizás se me pase - obviamente me estoy aprovechando de la situación.

- Vale, pero después me invitas tú a cenar - me guiña un ojo y coge una de las vendas que nos entregan. Únicamente se van a utilizar para hacer la simulación del paciente, además que también nos exigen que sepamos vendar correctamente, así que si, por eso también nos lo dan.

Bueno, es que ya me jodería que un médico no supiese hacer lo básico. Que si, que de eso se suelen encargar los enfermeros, bueno de eso y de mil cosas más de los cuales en muchas ocasiones nos dejan por los suelos, pero igualmente se nos exige saberlo.

Hace bastante frío pero el italiano pese a eso saca la sudadera y deja sus brazos al aire. A nosotros nos ha tocado atender a un paciente que acaba de llegar a la clínica tras lograr curar la gran mayoría de sus quemaduras en cada extremidad superior, vaya, lo que viene siendo los brazos. Tenemos que hacer el teatro para que el profesor nos pueda evaluar y obviamente si no te lo tomas enserio te puede suspender. Así que si, me he tenido que esforzar muchísimo porque os puedo asegurar que Damiano como paciente es lo peor que puede suceder en este mundo.

Ahora es mi turno, hago de una paciente con una pierna amputada y que es al parecer es atleta. Y bueno, digamos que yo entrenar entreno, pero lo de ir a la pata coja y que el maldito italiano me esté cafreando tampoco es que sea muy buena opción. Menos cuando no le puedo responder porque el profesor está evaluando.

Al terminar las prácticas el profesor nos avisa que colgará las notas en la página de la facultad, pero lo importante, es que hemos salido una hora antes.

Recojo mis cosas animada porque obviamente a todo el mundo le gusta salir temprano y hoy puedo asegurar que estoy muy feliz.

Ah, no, Damiano y Gio, casi lo olvido.

Frunzo el ceño y poniendo mi peor cara se la regalo al italiano.

Sinceramente estoy confusa con todo. No me esperaba que nada de esto pasara, ni mucho menos. ¿Soñarlo? Pues si, pero esto me tiene muy perdida.

Damiano se acerca algo pensativo y soy consciente de que me dirá algo que no me gusta. Ya le conozco demasiado bien.

- Tengo un problema - murmura y coloca de nuevo sus manos en mis hombros acariciandolos sin darse cuenta de lo muy nerviosa que me pone ese gesto.

- Ya me vas a dejar plantada - bufo.

- ¿No? Aunque no sé qué es "dejar plantada". He recordado que voy a la peluquería a las cuatro y media, así que si te apetece en cuanto salga vuelvo al parque de ayer - acaba de sonreír de lado y está demasiado guapo.

- La excusa es buena - digo entrecerrando los ojos.


Hace cinco minutos me ha avisado de que estaba bajando del metro y puede ser que me haya distraído. Cojo el bolso que tengo sobre la cama y salgo corriendo de casa.
El camino se me hace algo más largo y creo que es por los nervios. No es lo mismo ver al italiano en la universidad que fuera de horario.

Pero bueno, antes de cualquier cosa voy a esperar a que me cuente que es lo que está pasando con Gio.

Al llegar me saluda a lo lejos y en cuanto estoy a su lado me baja la mascarilla para darme un corto beso.

Igual y no iba así la cosa. Se supone que estoy enfadada y precisamente no debo estar poniendo mis brazos tras su cuello, pero es que está muy guapo con el pelo corto. Lleva el típico corte que está ahora algo de moda, pero es que le queda demasiado bien. Suspiro en cuanto acaricia su nariz con la mía y siento como sonríe.

Mamá, ¿te gustan los italianos? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora