He decidido huir sola a la cafetería en busca de Laia. Necesito estar con mi amiga y alejarme un poco de tanto ERASMUS.
Lo cierto es que mi mejor amiga aún no ha respondido a mi mensaje, así que simplemente estaré sentada en una de las mesas mientras bebo un café.
Sinceramente no me apetece tampoco estar cerca de Fer y Helena. Había olvidado que ellos jamas me habían defendido frente a Elisa, que veían eso como una riña entre dos ex compañeras de clases. Bueno, Laia también es ex compañera y desde que nos conocimos siempre que podía cuidaba mis espaldas al igual que yo la suya.
Agradezco a la camarera de siempre por darme el café y adormilada me siento en una de las mesas que quedan libres.
Mis ojos visualizan a los italianos y si, hago lo posible para que no me vean.
Creo que Thomas me ha visto pero por mi reacción ha decidido ignorarme, cosa que le agradezco internamente.Ah, no, no me ha ignorado.
Acaba de decirle algo a Damiano y él ha mirado en mi dirección. Veo como les dice algo y comienza a alejarse de ellos.
Cojo mi bolso y agarrando el café, el cual arde, huyo antes de que pueda alcanzarme. ¿Madura? Bueno, yo no he dicho que lo sea.
Al salir busco con mi mirada a mi mejor amiga la cual no parece estar allí, y eso es extraño, siempre está en la cafetería. Bueno, menos cuando está en prácticas o en alguna clase. Acelero mis pasos en cuanto escucho a Damiano llamarme, ¿pero sinceramente? Me da igual que me llame.
Estoy dolida, ¿vale? Y simplemente necesito un poco de espacio y desintoxicación de mis pensamientos negativos.
Puedo entender que él esté confundido, aunque no me lo haya dicho. Le entiendo a la perfección, a mi también me pasa.
Pero hay una diferencia, yo cuando estoy confundida no hago nada que se pueda mal interpretar. Él simplemente se sentía cómodo y alagado teniendo a una chica diciéndole todo lo que quería escuchar."Gabbi, no, no vayas por ahí".
Cojo aire y sacudo mi cabeza como si fuese un perro, intentando que así se vayan esos pensamientos.
No quiero entrar en el bucle de pensamientos negativos. Anoche lo conseguí y hoy también.
Plasmo una enorme sonrisa bajo la mascarilla y me pongo a dar vueltas por los alrededores de la facultad.
Odio estar mal.
¿Lado bueno? El italiano no me ha seguido, y eso es bueno.
Al final me canso de dar vueltas y de esperar a que mi mejor amiga decida responderme los mensajes así que, simplemente decido volver a clase.
En él aula no hay nadie y eso, en partes, lo agradezco. Suelto mis cosas en mi silla y apoyo la cabeza sobre el bolso.No quiero parecer una puta alma en pena, de verdad, pero así es mi vida, tengo picos donde estoy arribísima y desbordando felicidad y otros donde prefiero no salir de mi habitación. No sé si tendrá que ver con mi trastorno, pero es una mierda. Aunque bueno, por lo que he podido leer en redes sociales, mucha gente está como yo, será cosa de la pandemia; y cuando me sentía así antes, pues era un aviso de la pandemia y listo.
Yo que sé, esa es mi lógica.
Suspiro. Realmente me quiero ir a mi casa, me da igual que tenga clases, quiero tirarme en mi cama y abrazar su peluche.
Ni que me hubiese dejado un novio, la verdad. ¿Puedo dejar de ser tan dramática?
Imagino que el dolor que sentía por mi ex lo ahogué al ver al italiano, pero no, ya estaba más que superado ese chico cuando vi por primera vez a Damiano. Así que esa excusa no me sirve.
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Mamá, ¿te gustan los italianos?
FanfictionMamá, no sé qué tienen los italianos pero me hacen dudar de toda mi maldita existencia. Damiano David es mi nuevo crush, y puede que suena cliché, pero no me hace caso, no al menos en el sentido que a mi me gustaría. Y si, puede que sea una dramáti...