Cap. 5

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Cuidando con las bomb ¡BUM!

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Rafaela Thalassinos

Con sueño desperté y capte mi reloj 5:00 am, dormí una hora pues los pensamientos y aquel trajeado no me dejaban soñar en paz.

Me aliste y a pie fui a la central, de pronto vislumbre dos camionetas negras corriendo a máxima velocidad en la pista. Las personas aún dormían por lo tanto no existía nadie en la acera. El sol apenas se asomaba pero fue suficiente para captar los cuerpos que echaban frente al hospital. Hombres de negro de pies a cabeza, con pasamontañas incluidos botaban como basura a dos hombres y se subían sus autos rápidamente despareciendo por la avenida.

Corrí a la central, pese a no ser de la policía buscaría saber quiénes son los afectados y el por qué eran tirados frente al hospital.

Mi primer día iniciaba emocionante, y al subir al sector de tecnología un pelirrojo salía de esta.

―Buen día, ¿Qué necesita? ―indagó viéndome de arriba abajo como si no creyera lo que tiene en frente, ya normal para mí, entonces yo capte su estrella roja al lado de las estrellas normales de rango. Tiene el rango especial, al igual que yo. Observe su bordado . Él debe ser medios tecnológicos.

―Necesito revisar las cámaras de seguridad ―solicite a mi par. Observe cuando su vista se posó en mi estrella roja y pestañó.

―Acompáñeme ―pidió, haciéndome pasar primero. Variedad de soldados se encontraban soldado artefactos mientras otros revisaban cámaras otros escuchaban llamadas.

―¿Sector? ―pregunto y yo no supe que responder así que mencione el hospital. Elevo una ceja y pestañó sucesivamente cambiando de semblante―. ¿Día y hora?

―Hoy, 5:00 am ―respondí y tragó saliva. Se tardó y note que lo hizo a propósito pero me mostraron las cámaras fuera del hospital a esa hora. Seis en total de todo ángulo y no mostraba nada.

―Nada ―respondió para sí mismo que para mí, sorprendido al parecer. Yo estaba confundida. Vi que botaron cuerpos, yo lo vi.

―¿Esta seguro? ―indague y el ahora más relajado sonrió.

―Claro ―asintió―. Hoy a las 5:00 am no sucedido nada, ¿Por qué? ¿Algo en particular que quería ver capitana? ―eso fue raro, y más rara la actitud de este hombre. Me puse de pie y me despedí del teniente que como en un inicio me miró coqueto queriendo sacarme conversación. De pronto la rubia de ayer apareció y nos observó a ambos, dejando de lado su rareza informó que tenemos una misión.

―Por cierto, soy el teniente Nicolás Relbori ―me ofreció su mano y yo la estreche―. Usted debe ser Rafaela Thalassinos ―asentí y ambos nos dirigimos a una sala con llena de soldados.

―Informe ―pidió Relbori a mi lado, ocasionando que todos nos miren y a la vez que me miren. Al ser un satinador no podían ignorarlo entonces rápidamente pasaron una carpeta. El teniente pidió la mía también con enojo por la falta de atención a mi estrella.

Rápidamente hicieron aparecer otra carpeta, arrinconándome asiento en la mesa con los demás satinadores. Lo que más me sorprendió es no ver al coronel en la cabecilla de la mesa. Realmente somos seis satinadores en la central de Devzlant, pero hoy solo nos encontrábamos cuatro y tres postulantes a nuestro rango. Acompañaban a sus instructores sentándose a su lado, mientras que mi espacio lateral se encontraba vacío.

La carpeta que me pasaron mostraba una avioneta. Beechcraft Bonanza, avionetas comunes para transportar narcóticos. Un soldado encendió el proyector e hizo transcurrir las diapositivas.

La degradación del corazón (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora