Cap. 42

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Cayendo a pedazos

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Billie Eilish- Six feet under

Gustavo Viamont

―¿Qué dices? ―pregunte confundido. La sentí temblar debajo mío y apague la ducha, cubriéndola de toallas la cargue asi hasta la cama. Se encontraba sumergida en sus pensamientos, ya no gimoteaba, o emitía sonido, miraba a la nada y apenas pestañaba.

Una lagrima se le escapó y rápidamente se la limpie, empezó a temblar, entonces saque de su armario ropa, cualquiera que sea cómoda, aumente el termostato para que el calor se le instale y me acuclille frente ella.

―Estas empapada, tienes que cambiarte ―dije, pero sentí no haber sido escuchado, sin mas empecé a elevar sus manos para sacarle la ropa.

―Sera rápido, lo prometo ―hable. Cuando toco bajarle los pantalones recién sentí su mirada. Dolor es lo que vi, lo reconocí porque muchos me miraron de esa forma en algún momento. Ella se bajo los pantalones y descubrí que no tenia ropa interior.

―Gracias ―susurró, tan baja fue su voz medite su palabra.

―Descansa ―pedí, pero sonó mas a orden.

―No puedo ―dijo. Me acuclille frente ella y volvió su mirada a mi―. Estas mojado.

―En este momento no importo yo ―dije, sacándome la camisa volví a ponerme de cuclillas, acaricie su mejilla―. ¿Qué sucede Rafaela? ¿Qué o quién no te deja dormir?

―Alejandro...

―¿Quién es Alejandro? ―pregunte calmado, pese a que me hervía la sangre por dentro pues mi imaginación ya empezaba a volar y todo escenario que imaginaba cada vez era peor.

―Era ―corrigió. Esta muerto, gracias, porque sino seria mi próxima presa en cazar. Me desesperaba verla vulnerable, lastimada con heridas en el alma, las más difíciles de sanar.

―El me... ―tomo aire para llenar sus pulmones y contener las lagrimas, agarre su mano con fuerza― prostituía ―soltó.

¿Qué? ¿Rafaela Thalassinos fue que? Mi Rafaela, mi mujer, fue tocada por otros, fue vendida, fue lastimada mi pecho comenzó a doler, un nudo en la garganta se me instaló y molestaba. Quiero matarlo, pese a ya estar muerto, quiero matar a todo aquel que la haya tocado, quiero borrar sus marcas, quiero a mi Rafaela intacta.

En toda mi investigación y antecedentes que recupere de ella jamás fui informado de tal pasado, realmente quien fue esta mujer y quien es ahora. Con mi silencio como respuesta empezó a llorar nuevamente, no sabía de donde provenían tantas lágrimas ni cuanto más durarían, pero quería detenerlas.

―¡¡Quiero matarlos!! ―grite―. ¡¡Te tocaron!! ¡¡Te lastimaron!! ―Las cuclas me cansaron y de rodillas la abrace, no sabía que mas hacer, no sabía a quién matar, no sabía a quién degradar, no sabía a quién buscar para que mi mujer deje de sufrir.

Sus memorias volvieron a esos traumas, y no la dejaban avanzar, quien puede olvidar del todo, nadie.

―Tengo miedo ―la escuche―. Los veo y los escucho, a todos.

―Haría cualquier cosa para que los olvides ―susurre―. No te dejare, lo prometo.

―Quédate aquí, conmigo ―pidió―. Protégeme.

―Lo hare ―dije besando su mano.

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Rafaela Thalassinos

La degradación del corazón (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora