Capítulo 30: "INCOMPRENSIÓN"

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Después de lo que había pasado en la celebración, Alphard no quiso que ningún dragón además de Fayer fuera con ellos a la fortaleza, y este insistió en volar, algo que podía entender ya que nunca había volado con sus cinco sentidos alertas, sobre su lomo iba Catalina con el pequeño Zilar que al parecer se había encariñado mucho con ella y no se despegaba de su pecho; parecía una locura que no llevaran una escolta apropiada, pero Ogien era el más fuerte de los dragones y Alphard el más fuerte entre las hidras, así que no importó demasiado. Tomó a su hijo y llegó sobre su amado dragón blanco en poco más tarde del medio día.

Para Ogien ese lugar ahora lucía realmente impresionante y no dudó en felicitar a su amado, abrazarlo y besarlo ante esa imponente construcción y fue recibido cálidamente por todas aquellas hidras; incluso Alphard pensó que esa bienvenida fue muy agradable, todos estaban felices con sus nuevos hogares que ya no eran cuevas oscuras dentro de la tierra, los cultivos iban bien, era increíble cómo había avanzado esa especie en cuanto a civilización desde que los vio por primera vez, por ello agradeció los cumplidos de Ogien, ya que de verdad no había sido nada fácil.

Todo iba bien, hasta que la mirada del dragón blanco se encontró con un rostro familiar, Agir, tenía una expresión esperanzada al verlo, el menor no supo cómo reaccionar y la cara del pelirrojo cambió cuando el albino recibió en brazos nuevamente a su bebé, la mirada de Agir se ensombreció y desapareció de inmediato entre la multitud.

—Amor —Ogien llamó a Alphard tomándole del brazo—, debo regresar al volcán, las gemas para Afner están allí y el poco mesarthium que logré extraer, ¿puedes cuidar de nuestro hijo mientras no estoy? —el rubio frunció el ceño ante esa idea—. No tardaré demasiado, puedes buscar algún metal diferente para mezclar el mesarthium, volveré en unos minutos, realmente es mucho más cerca desde aquí —sonrió más tranquilo y beso a su pareja y a su hijo antes de tomar nuevamente su forma de dragón y partir, en serio regresaría pronto, o eso esperaba...

—¡Maldición!

El mayor estalló cuando Ogien se fue sin siquiera dejarlo hablar. Su exclamación no pasó por alto a Fayer, cuyos sentidos no habían perdido su agudeza después de tanto tiempo, y el rubio señaló con la cabeza al dragón blanco volando.

—No entiendo cómo se puede ir solo sin más... ve con él por favor, al menos vigílalo, así me sentiré más tranquilo —Sin poder evitarlo, Alphard sonrió al ver al otro cuando le dio esa orden ya que era algo que antes él no hubiera podido hacer, "vigilar" o seguir a alguien que ya había emprendido el vuelo.

El castaño con los ojos brillantes le reverenció con seriedad, tomó nuevamente su forma de dragón y alzó el vuelo para seguir a su príncipe con distancia prudencial.

Afner seguía durmiendo tranquilamente en los brazos de Alphard, al igual que Zilar en los de Catalina, quien se acercó a él con aire radiante.

—Te ves complacida —observó Alphard—, me alegro de que tu arduo trabajo hubiera tenido tan buenos resultados.

—Nadie se alegra más que yo, pero tú también has hecho un gran trabajo aquí, esto parece un lugar diferente al que vi hace meses. Por cierto, no pude evitar escuchar algo sobre una piedra para unir con el mesarthium y creo saber qué piedra sería la ideal, el problema es saber en dónde están mis aposentos en este lugar tan distinto.

Alphard respondió con una ligera risa y empezó a caminar para que Catalina le siguiera, llegando al lugar donde ella siempre había tenido sus cosas, era una habitación enorme y muy femenina, pero ella ocultaba detrás del armario una puerta secreta que daba a un gran laboratorio con muchos libros viejos, la cual él abrió y la invitó a pasar.

—Siempre viviste con bastantes lujos —dijo él—, así que tu estancia no la cambié demasiado, aunque claro que me di cuenta de este laboratorio.

Belenus de LernaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora