Capítulo 10: "RENUNCIANDO AL PASADO"

1.9K 113 84
                                    

-Me gusta, suena bien si lo dices tú. Afner, es un gran nombre, el nombre de un gran hombre.

Ogien estaba más que agotado, pero feliz, de hecho, los tres estaban muy cansados, por lo que Alphard dejó que sus dos amores durmieran uno en los protectores brazos del otro, y él se les uniría, pero primero, tal como prometió, limpió a Ogien y cortó el cordón, por suerte no se había desgarrado y casi se veía como si nada cuando terminó su labor. Masajeó las piernas del albino, que debían estar entumidas por esa posición de tantas horas y, una vez terminó, lo acomodó de medio lado, colocándose detrás para abrazarlos a ambos y por fin poder dormir mejor que nunca, bañado en el olor de las personas más importantes en su vida en adelante.

El albino se dejó hacer por Alphard, quien era tan cuidadoso que contrastaba con su gran físico y su personalidad. Por su parte, no podía apartar la mirada de su bebé, era rosado y frágil, tan pequeño e indefenso, era un real alivio poder verlo y tocarlo, amarlo por sobre todas las cosas, sólo cuando Alphard los abrazó desvió su atención hacia él y entrelazó sus dedos a los ajenos.

Su pequeño, Afner, se había dormido de inmediato, podía ver su ligera respiración en el movimiento de su diminuto cuerpo y sus pequeños labios rosados semi abiertos. Jamás imaginó que algo así podía suceder, era increíble. Se arrebujó entre los brazos de Alphard y trató de no oprimir el cuerpo de Afner de la misma forma.

Sus sentidos estaban muy alertas después de perder las gemas que le suprimían, y sus orejas captaban cada movimiento, estaba algo temeroso, pues sabía que su poder había dejado un rastro bastante grande y muy seguramente habrían notado su presencia, quizás el rey enviaría a alguien a investigar, Stellians seguramente y, de ser así, no tardarían en llegar, incluso Sylvano o alguna otra criatura.

Estaba agotado, pero no pudo relajarse en un largo tiempo y, cuando iba a intentarlo, Afner comenzó a gimotear y Ogien se irguió en la cama, desconcertado, y realmente sin saber qué hacer;lo tomó entre sus brazos mientras el pequeño comenzaba a llorar a todo pulmón.

-Algo le pasa, Alphard, no sé qué hacer.

Alphard se despertó aturdido al escuchar al otro llamarlo de esa manera, tenía los pelos de punta sólo con el tono de voz que usaba Ogien y se rascó la cabeza cuando vio que el bebé sólo lloraba, se removía y con su bracito rozó el pecho sensible del albino, quien se quejó un poco, sólo entonces fue consciente de que estaba un poco hinchado, dolía al tacto y estaba caliente.

-Se siente extraño -musitó el dragón un poco confundido ante esa sensación, aunque no le dio mucha importancia, pues su prioridad era saber qué le sucedía a su hijo.Lo descubrió un poco para revisarlo, su cuerpo estaba aparentemente bien, sus brazos y piernas se movían mientras continuaba llorando y Ogien se sentía impotente y desesperado.

-Quizás tiene hambre, Alphard, no tenemos comida para bebé.

El aludido negó cuando él llegó a esa obvia conclusión, pero sonrió con ternura al escuchar eso sobre la comida de bebé. -Ogien, relájate, yo no tengo comida para bebé, pero tú sí. Espera aquí iré por algo que arreglé para él.

El dragón miró de lado al rubio cuando le dijo que él sí tenía comida para el bebé, no entendió de lo que hablaba, pues, era el segundo bebé que veía en sus pocos años de vida, en Valyria casi no había crías, Ogien era de los dragones más jóvenes y jamás vio a un bebé ser alimentado, muchos nacían siendo dragones y no humanos, allá conservaban su forma de dragón casi todo el tiempo.

Se quedó observando a Afner cuando Alphard salió, ¿le traería comida? Lanzó un suspiro algo frustrado por no lograr que su hijo se calmara, su pequeño rostro estaba rojo y le secó las lágrimas con sumo cuidado, se sentía tan frágil que temía hacerle daño si lo tocaba demasiado.

Belenus de LernaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora