Capítulo 31: "EL REGRESO"

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En algún momento aparecieron Fayer y Catalina con su pequeño de poco más de un mes, y miraron divertidos a la otra familia feliz que jugaba en aquel jardín.

—¿Qué están haciendo aquí? La cena está casi por comenzar y ni siquiera se han vestido, ahí es donde se nota lo importante que es una hembra en la pareja.

La de cabellos morados puso los ojos en blanco, pero no podía dejar de sonreír al verlos, le había preocupado la vibra que sintió cuando regresaron y estaba más preocupada después cuando Fayer le contó lo sucedido con Agir, pero al parecer ya todo había pasado y podía relajarse, además, aunque fingiera que no, el ver a ese pequeño rubio ya caminando la conmovía demasiado.

—Seguiré con los preparativos mientras ustedes se alistan —continuó la hidra—, toma Fayer, tenlo tú un rato, no soporto los brazos —el pequeño Zilar gimoteó cuando fue entregado a su padre adoptivo y Catalina le sacó la lengua, algo que hizo reír de inmediato tanto a madre como hijo, entonces la chica se fue tal como dijo luego de darle un beso a su amado dragón.

Al ver a Fayer sin Catalina, Alphard lo llamó con la mano y decidió que era buen momento para hablarle a su amado de la "labradorita".

—Fayer —llamó el rubio—, ya que yo no sé mucho sobre eso, quiero que me ayudes a explicarle a Ogien sobre la piedra que eligieron. Amor, al parecer, porque no me pudieron explicar mucho más, es una piedra que ayudará a que el poder de Afner no se descontrole aun por sus cambios emocionales, sino que solo podría usarlos a voluntad y nos daría tiempo a entrenarlo cuando él mismo ya tenga conciencia de ello, creo que es lo mejor porque no lo va a suprimir tanto como te pasó a ti, no veo saludable que el niño no aprenda a controlar y usar su poder ya que en realidad lo desconocemos, después de los siete años podemos irlo descubriendo de a poco y en un ambiente seguro, ¿Qué opinas? Fayer, háblale tú de la "labradorita".

Fayer hizo lo que le pidieron y empezó a hablar de esa extraña piedra y sus propiedades, a lo que el dragón blanco se mostró realmente interesado, había oído hablar de la Labradorita, según su padre, era de suma utilidad tanto para hidras como para dragones, además, según él, otorgaba una mayor concentración de magia y, por lo tanto, más poder; pero eran las hidras quienes tenían una mina de eso en alguna parte, no obstante, no comentó mucho más del tema, porque sabía que Fayer tenía todo el conocimiento requerido, así que lo dejaría en sus manos.

Luego de unos minutos, Catalina volvió a aparecer ya toda arreglada luciendo un vestido blanco que acentuaba sus curvas y los miró con una ceja enarcada.

—¿En serio no se han preparado? No pueden usar sus ropas normales ¡¡Quiero elegancia por favor!! ¡¡Apúrense!!

La mujer tomó a su hijo adoptivo para irlo a vestir quien sabe cómo, aunque todos sabían que en realidad era que le encantaba estar con el bebé, que al igual que ella, era muy selectivo con las personas a las que daba su afecto.

—Me parece... —Siguió Alphard —... que lo mejor será seguir con el tema en la cena, no creo que sea sano hacer esperar demasiado a esa mujer, y bueno, debemos celebrar esta noche, mañana podemos ir en busca de la piedra para que Fayer y ella trabajen juntos con ambas piedras y así colocarlas lo antes posible en Afner, no podemos permitir que se salga de control de nuevo, además... puede que, si alguien más lo ve feo, yo mismo termine matando a todo el mundo.

Poco después de eso se terminaron arreglando todos y empezó la celebración, con las hidras, Alphard se sentía mucho más a gusto que con los dragones, y eso no se debía exactamente a su raza, sino a que las hidras eran un poco más naturales y no tan formales, algo como él cuando era ermitaño, pero claro que sin la soledad de por medio ya que eran muy unidas, él tomaba con ellas y sonreía, a veces se le salía alguna risa cuando veía a Ogien reír abiertamente o a su hijo caer de trasero y levantarse con una expresión seria como fingiendo que nada había pasado.

Belenus de LernaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora