Capítulo 36: "SEIRY BELENUS DE LERNA"

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Dos días pasaron y la rutina del albino era la misma desde que abría los ojos; se sentaba en el balcón con su pequeña en brazos, mirando al horizonte del mar de fuego, añorando verlo aparecer a la distancia. Pasaba horas allí, con la mirada perdida y algunas lágrimas resbalándole por las mejillas, apenas y tocaba los alimentos que le llevaban y no había dado nuevas órdenes.

En todo ese tiempo la bebé no había llorado, apenas y gimoteaba, la alimentaba con una botella ya que su pecho aún no funcionaba por lo prematuro del parto, ella era tan pequeña y frágil, dormía todo el tiempo y era pálida como la nieve, ocasionalmente esos ojitos azules le miraban y era suficiente para confortar el enorme vacío que había en su interior y las únicas sonrisas que mostraba era cuando Afner se acercaba para mirar a su hermanita, su dulce bodoque, era tan independiente y ni siquiera había cumplido dos años, Fayer solía llevárselo para que jugara con el pequeño Zilar.

—Alteza —le llamó Fayer, quien ya estaba casi completamente repuesto—, sé que no te sientes bien, pero no puedes permanecer allí todo el tiempo, tus hijos te necesitan, él dijo que volvería.

El albino apenas y lo miró, no había hablado con nadie desde que despertó y en ese momento se encontraba solo, Alice cuidaba de sus hijos y él estaba hecho un ovillo, cubierto con una manta en el borde del balcón. Fayer se le acercó y le rodeó los hombros mientras le acompañaba a sentarse junto a él, le dolía verlo así.

—Escucha, Ogien, sé que las cosas no salieron como esperaban, nadie esperaba algo como esto, pero debes entender que él está bien, que le tomará un poco de tiempo poder transformarse, ser una hidra tan grande debe ser muy complicado, once cabezas fueron difíciles, cien son todo un reto.

—¿Qué pasará si no lo logra?

—Lo logrará, no seas pesimista, tú has visto el inmenso poder que tiene.

—Quiero ayudarle, Fayer, quiero ir con él.

—Lo sé, amigo, pero aún debes reponerte, tus pequeños te necesitan, ni siquiera has nombrado a la princesa —el menor bajó la mirada, no podía excluir a su amado de una decisión así—. Los soldados necesitan órdenes, la plaza no fue destruida, pero sí resultó con mucho daño, tampoco sabemos que deberíamos hacer con...

—¿Encontraron el cuerpo de Agir? —interrumpió encogiéndose y agazapándose otro poco en la manta.

—Sí.

—¿De verdad murió?

—Sí.

El silencio reinó y Fayer suspiró cansadamente antes de apretar a su amigo y levantarse.

—Yo ayudaré a Alphard con su entrenamiento, iré con él cuando vuelva.

No hubo respuesta, simplemente se marchó.

*******

—Ya no sé qué hacer por él —decía el castaño mientras se acomodaba en el regazo de su amada Catalina y dejaba que ella hiciera sus hechizos y le proporcionara caricias—. Sé que le duele, pero Alphard no está muerto, aunque... si yo estuviera en su lugar quizás estaría igual, no soportaría estar lejos de ti —subió su mano para acariciar la mejilla de su amada hidra, le sonrió melancólico, sabía que ella había sufrido al creerlo muerto.

—Te amo —le dijo en tono suave y la jaló un poco mientras él se erguía para besarla—. Te amo demasiado, Catalina —se perdió en ella por algunos deliciosos y cálidos segundos antes de continuar—. Cuando Alphard vuelva iré con él, si no logra volver a su forma humana Ogien estará destrozado, además no podemos permitir que nuestro amigo esté en problemas, es nuestro rey ahora, junto con Ogien... quizás... si llevo conmigo la corona que forjamos para él, contiene labradorita, puede ayudarle a controlar su poder, ¿qué opinas?

Belenus de LernaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora