Capitulo 9: "AFNER BELENUS DE LERNA"

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El centauro entendió las palabras del chico aún con lo turbado que estaba, él era un dragón genuino y de la realeza de Valirya, lo habían enviado para salvarlo, lo cual tenía mucha lógica dado el desarrollo que se podía haber dado durante la guerra; los dragones que se habían logrado colar en Eretz enterraron la historia y la olvidaron debido a que al parecer era inminente la victoria de las hidras. Suspiró sin saber cómo decirle las cosas al otro, pero lo soltó todo sin más apenas lo vio dejar de toser y un poco más repuesto.

—Aun cuando eso pasó hace casi mil años —continuó Sylvano—, los dragones que lograron venir a Eretz lo hicieron para escapar de lo que llamaron "la victoria de las hidras", admiro mucho que hayan aguantado tanto, pero si tus padres te enviaron para acá debe haber sido porque ellos también estaban rindiéndose, aunque abriera un pasaje al portal... y no digo que lo haré... podrías encontrarte con Valirya destruido, además de un gran peligro... otra cosa es que... bueno, Alphard jamás te dejaría ir, al menos no en tu estado actual, olvida lo que dije... es lo mejor.

Ogien no se sentía nada bien, estaba demasiado alterado, aunque trataba de controlarse y trató de regresar después de vomitar, pero escuchar todo aquello le impidió dar un paso más y se quedó a medio camino entre el baño y la estancia principal. La realidad lo golpeaba de la peor manera... dos años y medio, más de dos años en los que quizás sus padres habían muerto, su hogar... todo... a causa de las hidras.

Sylvano se lamentó pensando que había hablado demasiado, ese chico se veía de verdad desesperado por saber cómo regresar a su hogar natal, y sin duda corría un gran riesgo, más hidras podrían pasar a Eretz, a su bosque, por no decir que, de hacerlo, destruirían la montaña, esa montaña en la que ahora estaban, esa montaña que se coronaba con la cabaña de Alphard. Hacer un túnel para que él pudiera pasar sería fácil, el problema sería si alguien lo seguía al volver... eso desataría una guerra y mucha destrucción en el reino.

—Lo siento Ogien, pero no puedo ayudarte con eso ahora... al menos espera a que nazca el niño, si después de eso sigues queriendo ir, podrás dejarlo a salvo con Alphard y será menos el problema, hablemos de nuevo en ese momento. ¿Quieres?

Le mintió descaradamente, esperando que al llegar el momento esa idea se le fuera de la cabeza, sería muy peligroso abrir ese túnel, también tendrían muchos problemas si le decían a Alphard lo que habían hablado y todo lo que eso implicaba.

El menor negaba con la cabeza a cada palabra que escuchaba y el mundo daba vueltas bajo sus pies, un torbellino de emociones azoraba su pecho y no podía concebir tal cosa. Las lágrimas se le escaparon inevitablemente, no podía ser posible, no... Y cuando mencionó a Alphard un vértigo extraño lo recorrió... él era una hidra... y su hijo...

— ¡No! ¡Por favor...! Tiene que mostrármelo, mis padres... mi casa... no pudieron rendirse, ellos eran los más poderosos de Valyria, dijeron que podría volver cuando recuperaran el poder... no... No pueden estar... no... por... por favor... —era como una bomba destruyendo la felicidad que había creado, su pequeño se removía inquieto en su vientre y su respiración no era la adecuada, no podía esperar, ya los había dejado por más de dos años, pero no pudo decirle nada más, pues la puerta al abrirse interrumpió el aire que había tomado para seguir intentándolo. El dueño de la casa llegó con una enorme cantidad de pescados en su canasta y el ambiente se cargó de tensión.

Ogien miró a Alphard casi con horror y con el rostro pálido por su malestar, las mejillas mojadas por sus lágrimas y sus cristalinos ojos ligeramente rojos por el esfuerzo de haber vomitado momentos antes. Había llegado en el peor momento y la cara que puso le dijo al dragón que seguramente se había dado cuenta de que algo pasó.

Belenus de LernaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora