Capitulo 6: "DERRITIENDO EL HIELO"

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No había tardado mucho en caer completamente dormido, su habilidad de sanación requería un gran esfuerzo para sanarse solo, de modo que el sanar a otra persona mermaba su energía casi en su totalidad; por suerte su propio cuerpo no tenía más que un rasguño en las manos y pudo ayudar un poco más a Alphard.

Para cuando abrió los ojos, los rayos del sol ya teñían el alba con un color naranja en el este y de azul en el oeste. Se incorporó sobre la cama y se frotó los ojos esperando encontrarse con la reja entre él y el resto de la casa, pero, al no ver nada más que el espacio abierto se sorprendió demasiado y miró en todas direcciones ¿Alphard lo había dejado? pero al llevar su mirada hacia la cama ajena, allí estaba, y fue como un alivio mirarlo dormir.

De verdad que no entendía nada, era amable y luego cruel, era tierno y cuidadoso y después le encerraba, y ahora lo liberaba... tan indeciso. Pensó en marcharse primeramente, en salir de allí mientras el otro dormía para que no se diera cuenta, y aunque se transformara al despertar no lo encontraría pues volaría hasta el otro lado del desierto de los Sab de ser necesario, sin embargo... una extraña fuerza lo detuvo.

Apenas dio un paso fuera de lo que antes había sido la jaula sintió como su pecho se oprimía... no, no podía irse, a esas alturas y a pesar de lo que había pasado no se sentía capaz de alejarse de ese lugar. Acarició su vientre y bajó la mirada antes de volver a mirar hacia Alphard y suspirar.

-Espero que sea lo correcto.Tú tampoco quieres irte ¿cierto? -dijo en voz baja, mirando su abdomen, como si su pequeño pudiese escucharlo, saber que lo llevaba dentro le hacía mucha ilusión aunque no terminara de asimilarlo aún, y sonrió al tomar una decisión.

Se sentía bastante bien, ya que el dormir había repuesto su energía. El invierno había llegado, sabía que hacía frío porque podía ver su cálido aliento en cada exhalación aunque su cuerpo desnudo no lo sintiera del todo. Había algunas cosas por hacer aún, así que se vistió usando su magia y sin hacer ruido salió al huerto. Afuera todo estaba cubierto de una gruesa capa de nieve, tenía que rescatar lo que pudiera,recordaba que aún había frutos en las plantas días antes de que le encerraran.

Apresurado tomó todo lo que pudo, buscando entre la nieve cualquier fruto que no estuviese estropeado y los reunió sobre su vientre, haciendo una especie de bolsa con su camisa. Sus manos resentían un poco el frío mientras generaban calor suficiente para derretir la nieve sobre ellas, y cuando tomó todo lo que pudo volvió dentro y sujetó el borde de su camisa con la boca, para con sus manos acunar la fruta que llevaba y poder abrir la puerta. Hizo dos viajes hasta la cocina dejando lo que iba recogiendo en la encimera y volvía a salir.

Fue en ese momento en que Alphard despertó, más aún sintiéndose devastado, concluyó que no podía quedarse así para siempre. Harto de llorar después de unos minutos caminó a la cocina y se sirvió un trago de whisky, no solía tomar casi nunca pero a veces tenía la necesidad, como en esa mañana sin haber desayunado, iba a servirse el segundo trago cuando notó sus cultivos ahí, todo revuelto y traído con prisas, con el pulso algo acelerado iba a salir a ver cuando Ogien llegó con más cultivos.

El albino se crispó al encontrar esa figura frente a él, había esperado encontrarlo dormido aún y casi suelta las cosas por el susto pero las sujetó bien. Entró sintiendo esa mirada quemarlo y depositó la fruta sobre la mesa. Alphard le miraba de forma seria, como siempre, pero estaba sorprendido; no solo no había huido sino que estaba tratando de salvar su huerta. La esperanza en su pecho renació, pero su lado racional no le permitió llegar muy lejos, la noche anterior había dicho que aún no pagaba su deuda, tal vez el honor era algo importante para el menor y eso era lo que lo había mantenido con él.

-Lo siento... -musitó el albino-, fue todo lo que pude rescatar, la nieve estropeó casi todos los cultivos... -se sentía algo incómodo y no se atrevía a mirarlo pues temía que estuviera molesto por lo del día anterior, jugó con sus manos nerviosamente mientras esperaba una palabra al menos.

Belenus de LernaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora