Capítulo 35: "HASTA PRONTO"

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Todo era oscuridad y silencio hasta que, de repente, ya no lo fue. No sabía dónde estaba, pero vio una luz y caminó hacia ella, estaba pronto a llegar cuando una voz femenina lo llamó por su nombre.

-Alphard...

Él volteó y al verla tan alta, se dio cuenta que solo era un niño en ese momento, pero no le fue muy complicado identificar a su madre, aun cuando nunca la había visto en su vida, su cabello negro y ondulado que le llegaba a la cintura, sus ojos eran duros como los suyos y del mismo ambarino, una belleza sin duda; ella le sonrió y extendió su mano, la cual el niño rubio tomó sin dudar.

-Debo ir ahí... -musitó él, señalando la luz con su pequeño dedo.

La mujer negó con la cabeza y abrazó a su pequeño como nunca lo hizo y siempre quiso hacer, entonces tomó asiento en ese oscuro pasillo y Alphard se sentó en su regazo, mirándola con adoración.

-Lo siento hijo mío -le dijo ella con un tono enternecido-, te dejé una gran carga, yo le expliqué todo a tu padre, sabía que Aydahar me encontraría, desde que supo que la hidra negra había nacido me rastreaba y, cuando me encontró, tuve que huir a Eretz, tuvimos una pelea y, al cruzar el portal, Afner me encontró... él sabía que si nacías como huevo tendría que cuidar de ti por décadas, renunció a muchos años de tenerte consigo por protegerte ya que estando así no te encontrarían también, creo que tanto Aydahar como yo queríamos la paz a nuestra manera, pero ambas maneras estaban mal... solo tú encontraste la manera adecuada, y por eso no puedes ir ahí mi amor...

La mujer besó la frente de su hijo antes de seguir con su discurso.

-Con tu padre seguro aprendiste a trabajar duro, y a ser paciente para ver grandes y hermosos resultados, y fue eso lo que hiciste con Ogien en Valyria, el rey tiene razón en que él es un dragón milenario, pero tú, hijo mío, eres una hidra legendaria, porque no era yo la hidra negra de la leyenda, y tú, junto con tu amado Belenus deben continuar con el trabajo tan magnifico que han hecho, la fuerza de la hidra negra no está en sus cabezas, sino en su corazón, no necesitas más... y eso aún está intacto, sé que será difícil, pero tú puedes controlarlo, regresa ahí, y cuando llegue el momento, dentro de mucho, mucho tiempo, nos veremos de nuevo aquí y yo misma te llevaré a la luz...

Lerna lo soltó después de abrazarlo y besarlo una vez más y caminó a la luz para encontrarse con otra mujer de maravilloso cabello blanco, que también poseía una belleza grandiosa, sin duda muy parecida a Ogien, ella también le sonrió mientras tomaba la mano de su madre, pero añadió una cosa a lo que la de negros cabellos había dicho.

-Cuida de mi pequeño por favor, ambas amamos a nuestros nietos también y los cuidamos desde aquí... recuérdale a Aydahar que ese día que Casios nos atrapó, lo buscamos con el propósito de hacer la paz, queríamos traer a nuestro hijo de regreso, íbamos ganando la guerra y era una buena propuesta para él, pero, aunque caímos en su trampa, yo sigo queriendo lo mismo... me gustó conocerte Alphard de Lerna.

Las dos mujeres se fueron y Alphard se quedó mirando la luz cegadora ante él, reprodujo lo que ambas mujeres le dijeron una y otra vez en su mente, y entonces se giró para regresar, dejó de ser un niño al instante y corrió hacía la oscuridad por donde había llegado.

"La fuerza de la hidra negra está en su corazón..."

*****

La espesa lava del mar de fuego comenzó a agitarse bajo el cielo en que los dos dragones blancos luchaban. Era increíble la rabia que Ogien sentía y, por ello, no pudo percatarse de nada más en un inicio, lloraba intensamente mientras atacaba a su propio padre, quien intentaba defenderse, pero era imposible evadirlo siempre y, al atacar, no causaba daño en su hijo, Ogien estaba destrozado, más que eso, su amado había muerto y ahora asesinaría a su padre.

Belenus de LernaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora